El hecho de que sean confiables guardianes de las personas es asombroso y está envuelto en hermosas historias. Reemplazando la palabra felicidad o suerte y poniendo en su lugar: Ángel del a Guarda, todo es comprensible. ¿Qué dicen al respecto la Sagrada Escritura y los Padres de la Iglesia? Pues presentan como verdad de fe la enseñanza sobre la existencia y misión de los Ángeles de la Guarda. Es universalmente aceptado en la Iglesia, pero no está declarado como dogma. A partir del siglo XII, eminentes teólogos afirman que no sólo los cristianos, sino toda persona que viene al mundo recibe un don de Dios, su Ángel de la Guarda. La primera y más significativa mención de un Ángel de la Guarda se encuentra en el Salmo 91:
¨El dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en todos tus caminos¨ (V. 11).
Aunque Dios no necesita la ayuda de nadie para guiar al hombre y ayudarlo, de buena gana quiso usar ángeles buenos para este propósito. Ángeles a los que llamamos “Ángeles de la Guarda”. Ellos nos guían por la vida, nos ayudan, nos protegen de los peligros, elevan nuestras oraciones a Dios, interceden por nosotros ante Dios, nos ayudan a alcanzar una mayor perfección cristiana, y, sobre todo, nos ayudan crecer en un conocimiento más perfecto de Dios, que es un requisito previo para obtener el verdadero amor de Dios y del hombre.
La historia de mi abuela me ha acompañado desde la infancia. Por cierto, ella me enseñó a juntar las manos y rezar al Ángel de la Guarda. Y aunque realmente no sé si se trataba de ella, porque los niños identifican ciertas historias con personas específicas, para mí seguirá siendo así. Tal vez porque le importaba la fe en nuestro hogar. Las historias de la Santa Biblia y sobre los ángeles de la guarda y la oración a ellos, eran el pan de cada día. Lo cierto es que sucedió porque muchos lo han repetido. Como sabemos, la guerra es también una base económica. Así que, durante la guerra, siendo adolescente, fue secuestrada con otras para trabajar las fincas en Alemania. Terminada la guerra, en muchos caminos había caravanas de personas que iban hacia el este, incluidos ella y su amiga, todos regresando a pies a sus hogares. Pero, como sucede con los jóvenes, siempre se les ocurre algo. Decidieron separarse de la caravana para recuperar el camino por un atajo. Mientras caminaba con prisa por el bosque con su amiga, se quedó atrás para atender sus necesidades corporales. En un instante, aparecieron soldados rusos y atacaron a su amiga de frente, la violaron y la mataron. La abuela estaba muy asustada y soltó un grito que traicionó su posición. Los soldados se movieron hacia ella. Comenzó a rezar una oración al Ángel de la Guarda, convencida de que estos eran los últimos momentos de su vida y correría la misma suerte, que su amiga.
Sin embargo, de la nada, apareció un soldado de mayor rango. Inmediatamente ahogó a estos soldados degenerados con estas palabras: Si alguien pone la mano a esta joven, lo tendrá conmigo. Luego le indicó que lo siguiera. Llevándola a la estación de trenes, abrió la puerta del vagón con animales, la arrastró hasta allí y le preguntó: ¿Sabes quién te está ayudando? No obstante, ella no pudo pronunciar ni una palabra debido a la conmoción extrema, por lo que asintió con la cabeza como señal de que no sabía. Y él dijo: ¨Aquel a quien rezas constantemente pidiendo la guarda, luego desapareció¨.
Santos Ángeles, Dios, por amor al hombre, les invitó al cuidado vigilante y bondadoso de todo hombre que viene al mundo. Les agradecemos de todo corazón esta ayuda sobrenatural, que es ante todo para la gloria de Dios y nuestro bien. Amén.