Por: Isabel Valerio Lora, MSc.
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“Tú eres aquello que haces, no aquello que dices que harás”. Carl G. Jung
En la base de la adicción existen factores de vulnerabilidad, tales como la impulsividad, la búsqueda de sensaciones o de emociones fuertes, tipos de personalidad, patologías asociadas o entornos específicos. (Sola, 2014).
La impulsividad es una tendencia a la acción sin toma de conciencia, valoración o juicio anticipado. Es decir, hablamos de una predisposición a conductas, sin o con poca premeditación sobre sus consecuencias, que conllevan acciones rápidas, no planificadas y en donde prima la urgencia de un refuerzo inmediato (Moeller, Barrat, Dougerty, Schmitz y Swann, 2001).
La impulsividad es un comportamiento que no tiene una motivación racional clara. El comportamiento se acompaña de impulsos a la acción que no pueden ser controlados.
La impulsividad es un rasgo estable que, en algunos casos, puede mantener comorbilidades o ser resultado de otras patologías. Existe una urgencia positiva motivada por un estado de tensión que lleva a la acción y la gratificación, o negativa, derivada de un estado de stress o ansiedad en donde la acción conduce a la relajación (Koob, 2011). En este último caso hablamos de compulsión y sería el siguiente eslabón de la cadena en el desarrollo del comportamiento adictivo.
La conducta impulsiva es la antesala de las adicciones (De Sola, Rubio, Rodríguez de Fonseca, 2013). y en este sentido referimos de nuevo el modelo de Koob y Volkow (2010). Dichos autores mantienen que en la base del comportamiento adictivo existe un trastorno del control de los impulsos, de tipo compulsivo.
La dificultad del control de los impulsos es una sensación subjetiva de incremento de tensión o arousal antes de llevar a cabo un acto impulsivo, así como de placer y gratificación tras su realización. De esta forma, la satisfacción o ejecución del acto o comportamiento impulsivo está estrechamente relacionado con la obtención de un refuerzo positivo.
El comportamiento compulsivo se caracteriza por un estado de stress o ansiedad previos, así como una disminución de dicho estado disfórico una vez llevado a cabo el comportamiento. Aquí, la conducta compulsiva se encuentra relacionada con mecanismos de refuerzo negativo y conductas automáticas para su consecución.