Algo debe cambiar aquí. Así lo expresó San Juan Pablo II cuando visitó Haití en marzo de 1983. Cuarenta años después, la situación del hermano pueblo es peor. Esto ha motivado a la Conferencia Episcopal Haitiana a enviar este mensaje a su pueblo, en donde describen la realidad por la cual está atravesando nuestra hermana nación.

Durante los últimos años, hemos asistido a una ingeniería del mal, … La violencia sistematizada y planificada desafía a las autoridades y a la fuerza pública. Las bandas armadas, sin el menor riesgo a inquietarse, reivindican sus abominables crímenes: robos, violaciones, saqueos, incendios, secuestros, asesinatos. Multiplican sus demostraciones de fuerza en todas las partes del país, cada día, ocupando nuevos espacios ante la mirada impasible de las autoridades, cuya indiferencia e inacción son más que desconcertantes.

Ante este cuadro de angustia, la Comunidad Internacional no puede permanecer indiferente. La solidaridad debe ser el camino a seguir. Ya nuestro país está haciendo su aporte, acogiendo a miles de estos hermanos que huyen de esta barbarie.

Desde CAMINO, nos unimos a los Obispos haitianos en esta oración:

¡Que la Santísima Virgen María interceda por nosotros, para que esta trágica situación, sin precedentes, tenga un final feliz, a través del diálogo y la reconciliación! ¡Que Dios les bendiga a ustedes y a Haití!

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