– Isabel Valerio Lora, MSc           Email:isabelvlora@gmail.com

“Nuestra mayor gloria no está en no haber caído nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos.” Confucio.

Las adicciones tienen múltiples consecuencias, que repercuten directamente en la familia. Una de ellas, son los denominados trastornos adaptativos que se caracterizan por ser una respuesta psicológica a uno o varios estresantes identificables que producen  la aparición de síntomas emocionales o conductuales clínicamente significativos. En el caso de la adicción de un hijo,  el estresante sería la adicción (enfermedad) y las consecuencias sociales, económicas y familiares ocasionadas.

Los síntomas que aparecen en el familiar del adicto, se expresan produciendo un malestar mayor de lo esperable en respuesta al estrés o provocando un deterioro significativo de su actividad social, laboral o académica (American Psychiatric Association, 2014).

En la mayoría de los casos, los familiares sienten diversas emociones negativas: tristeza, desesperación, rabia, impotencia, ira, enfado, frustración, etcétera.  Predominando la impotencia y la frustración, que se dan por el escaso efecto que ha tenido sobre la enfermedad todos los esfuerzo realizados por la familia: consejos, esperarlo despierto hasta que llegue, salir a buscar cuando no aparece, pagar sus deudas, ver que les roba y miente, llevarlo a consulta y a centros de tratamiento aun en contra de su voluntad y sus constantes recaídas.

Además de la impotencia  y la frustración, existen otras emociones negativas que aparecen con mucha frecuencia, como son la tristeza y la rabia. La tristeza aparece acompañando a su propio sufrimiento, al del paciente y al del resto de familiares. La rabia aparece cada vez que hay una recaída después de un periodo de mejoría, como consecuencia de la impotencia y cuando viene el recuerdo de “lo que podía haber sido”.


Otra emoción que presentan los familiares  es la culpa, que  acompaña a la tristeza y genera mucho sufrimiento. La culpa tiene que ver con la ausencia de aceptación de que algunas situaciones, son difícilmente previsibles y, por tanto, difícilmente evitables también.

Cuando la familia tiene un familiar adicto, necesita ayuda para poder manejar sus propias situaciones emocionales, ya que el estresor que viven puede desencadenar múltiples signos y síntomas que pueden deteriorar significativamente su calidad de vida.

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