El escándalo de Manolín

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Del 7 al 13 de abril del año 2019 hice la visita Pastoral a la parroquia San Pio X del sector de Ciudad Nueva, en la Zona Colo­nial, dirigida por los Padres Car­melitas.

El P. Pablo de la Cruz Hernán­dez y el Consejo Parroquial organizaron el programa. Además de las actividades de santificación y enseñanza al pueblo de Dios, rea­lizamos varios encuentros de acercamiento con instituciones, fami­lias y personas particulares del ­territorio parroquial.

En la misa inaugural de la visita tuve el honor de conocer y saludar al señor Teófilo –Quico—Tabar, quien es un ferviente miembro de la comunidad cristiana de esa ­parroquia, prácticamente vecina de nuestra Catedral Primada.

En el programa se había pre­visto un almuerzo en la casa de este hombre público, que ha ocupado importantes cargos en la administración del Estado desde hace más de cuatro décadas. Tuve el gusto de conocer a su esposa. Fue una visita muy agradable y refrescante. El chofer que me acompañaba, Manolín, se escandalizó por la sencillez y la austeridad de vida que encontró en la ­residencia del señor Quico Tabar: “¡Cómo, un hombre que ha ocupado puestos públicos tan importantes, y tanto tiempo en la Direc­ción de Aduanas”! Manolín no salía de su asombro.

Pretendo con estas líneas expresar mi admiración hacia una persona como Quico Tabar, y creo que como él todavía quedan mu­chas más. Quiero también apoyar su re­ciente designación en la Lotería Nacional. Institución fundada por el Padre Francisco Xavier Billini con una finalidad caritativa.

Albergo la esperanza de que con personas como Quico Tabar se le devuelve a la Lotería Nacio­nal su propósito original.

Conociendo su rectitud y sus inquietudes sociales, creo que lo puede lograr.

Como se dice en cada sorteo: “¡Buena suerte!”, Quico y muchas bendiciones.

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