Nunca como hoy se exige a los padres que se empoderen de la educación de sus hijos,
siendo acompañantes de todo el proceso
El pasado día 2 de noviembre fue la apertura del nuevo año escolar 2020-2021 con una modalidad nueva a la cual todos nos debemos sentir interesados e interpelados, por variados motivos. Es un hecho que todo este proceso que está implementando el Ministro de Educación Doctor Roberto Furcal y su equipo de trabajo que le acompaña no deja de ser un reto con luces y sombras, como todo proyecto humano y pedagógico.
Les invito a que nos enfoquemos en las luces y a enfrentar las sombras, por el bien de este país y por la formación de nuestros niños, he escuchado a muchas personas decir que esta modalidad no va a funcionar y que es un intento fallido, pero esta actitud no ayuda ni aporta nada en este sentido, no es momento para lamentos y quejas es momento de aportar.
No podemos ver este plan como un fracaso, afirmar que está condenado a no funcionar es una ponderación prematura y que carece de todo tipo de fundamentos sólidos y es poco delicado de parte nuestra, hay que verlo como una gran oportunidad, por muchas razones, pues la elaboración de este plan educativo lleva un orden lógico de pensamiento con el objetivo de lograr las competencias que se esperan de un alumno formado, no pongamos como excusas que no está bien elaborado por el hecho de sacar esos materiales en tiempo récord por la misma situación de crisis por la que nos hemos visto afectados.
No es momento de poner barreras a nuestra mente, no es saludable ni pertinente, en esta situación hay que tener mente abierta y mente positiva, si este plan nacional educativo no funciona es bueno hacer una autoevaluación sobre mi actitud y mi aptitud con relación a este proceso y a esta propuesta formativa. Vamos todos a aunar esfuerzos y a colaborar todos unidos como un solo hombre y como una sola nación por el éxito de este ambicioso plan.
Quiero decirles que lo que está en juego no es algo sencillo, es precisamente el futuro de nuestros hijos y esto tiene un peso cualitativo y cuantitativo, ante un pueblo que debe tener sed de conocimientos y de buenos contenidos. No podemos escatimar esfuerzos, hay que ver todo lo bueno que nos ofrece todo este proceso novedoso y en donde alumnos, docentes y padres han de lograr una relación comunicativa, fluida y funcionar que garantice en gran parte el éxito de lo que queremos alcanzar.
No es momento para ver la botella medio vacía, hay que ver la botella medio llena y enfocarnos en ese contenido que dicha botella nos está ofreciendo en este momento puntual de nuestra historia a un costo muy alto en todo el sentido de la palabra. Nunca como hoy se exige a los padres que se empoderen de la educación de sus hijos, siendo acompañantes de todo el proceso y olvidándose de patrones equívocos y erróneos, que gente quimera están acostumbrados a ofrecernos, estamos todos montados en el mismo barco y con la colaboración de cada tripulante llegaremos a puerto seguro enfrentando las tormentas que no dejaran de estar a lo largo de esta travesía, nadie a dicho que será fácil.
Recordarles queridos padres que la tecnología en todo este proceso es una herramienta poderosa y muy útil, pero puede ser nociva y convertirse en espada de doble filo sin la debida supervisión. Un padre o una madre podrá decir no tengo tiempo para acompañar a mi hijo, pero permítanme decirles con mucho cariño que sacamos tiempo para lo que nos interesa y les recuerdo dedicar tiempo para educar a sus hijos no es tiempo perdido es tiempo invertido. La educación será éxito o fracaso dependiendo de cómo la veamos y la vivamos, todos somos responsables de la educación apostemos por ella.