¡Vaya Ortega!

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¡Vaya Ortega! Fueron tantas las espe­ranzas que pusimos en Nicaragua y en Ortega. Por ahora nos queda lamentar callados. No sólo ha prescindido del ideario revolucionario, sino que se la ha lucido con extravagancias. Su comportamiento en esta pandemia es de llorar o de reír. Se ha encerrado en su casa y sólo ha salido en dos ocasiones y sigue adelante con su cuestionada estrategia de atender la pandemia. Siem­pre opuesto a la cua­ren­tena: Si se deja de trabajar el pueblo se muere de hambre. La información es imprecisa. Se celebran eventos deportivos. No se han suspendido las cla­ses. Despide especia­listas de salud.  Se promueven manifestacio­nes, ferias y otros even­tos multitudina­rios. Para fines de ju­nio ha­brá de esperar al menos 650 muertes y cerca de 120.000 contagios.

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”Juneteenth”, ud no lo sabía, ni yo tampoco. Es el día  en que se celebra la liberación de los escla­vos en los Estados Unidos, el 19 de junio de 1865, cuando el presidente Abrahan Lincoln concedió la libertad de todos los esclavos. Se celebra con actividades acadé­micas, religiosas y  re­creativas. Se hace me­moria de la esclavitud, de sus luchas y de su liberación. Este año ha estado muy presente debido al asesi­nato de George Floyd y las protestas callejeras posteriores.

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De la pandemia a la epidemia. Aunque no bien del todo, el mundo y nuestro país hemos ido superando la ocurrencia del covid-19, pero tengamos cla­ro que el coronavirus va a convivir con no­sotros por tiempo más. Pasaremos de la pandemia, una afección mundial, a la epide­mia, una  enfermedad que ataca a un gran número de personas o de animales en un mis­mo lugar y durante un mismo período de tiempo. El ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas, dijo que la institución emitirá una resolución confirmatoria y de re­gulación que declarará el estado de epidemia nacional por la crisis sanitaria del corona­virus Covid-19 .

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Entre elecciones y acción ciudadana. Caminamos hacia el 5 de julio. ¿Y después qué? Somos un pueblo muy politizado y poco ciudadano. Política, par­tidos y elecciones. Esto nos cautiva y arras­tra. Pero pasadas las elecciones viene el olvido. Pero es des­pués de las elecciones que se construye la de­mocracia. En la ob­ser­vación, el segui­miento, la propuesta y el acompañamiento.  ¿Qué han prometido los elegidos, qué están haciendo, qué se necesita, cómo están  invirtiendo los recursos? Esa es la cultura ciudadana.

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No olvidemos la escuela. Para terminar el año escolar hicimos de tripas corazo­nes, pero para comenzarlo ya tendre­mos tiempo para pensar, experimentar e im­ple­mentar. Mejor pre­pa­ración de las materias, más clases, mayor se­guimiento, más estímulo.  ¿Cómo podrá el maestro conocer, dar seguimiento y estimular a sus alumnos? Que lo virtual no nos do­mine. Esto es bá­sico, más importante que el contenido mismo de las materias.

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