El verdadero amor

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“Estamos convencidos de que, sin un profundo amor a la Patria, es imposible realizar un proyecto de nación capaz de reflejar los sueños que tuvieron ­nuestros padres fundadores. Sin la mirada puesta en los ideales cristianos, patrióticos y libertarios, cada uno estará elaborando proyectos individuales, egoístas y lejanos a los intereses nacionales.”

Así se expresan nuestros Obispos en el mensaje que envían a la nación con motivo del 27 de febrero, día en que el pueblo dominicano celebra la Inde­pendencia que nos hizo libres, y que ahora nos toca perfeccionarla cada día.

Ese amor lo hacemos realidad cuando somos solidarios con el que sufre. Cuando trabajamos para que ningún hijo de esta patria viva en condiciones infrahumanas:

Los políticos demostrarán ese amor cuando actúen apegados a los valores de honestidad y transparencia; y no hagan de sus puestos piñatas que se nutren con el abandono de los excluidos.

El amor a la patria se hace realidad cuando el bienestar colectivo lo ponemos por encima de los intereses particulares. Cuando las leyes nos midan a todos por igual, y no sean para cumplirlas solo los más pobres, los sin apellidos sonoros y los que no cuentan con el padrinazgo de los colores partidarios.

La patria la amamos cuando somos los primeros en combatir las acciones de esclavitud denunciadas por nuestros Obispos. Entre ellos: el narcotráfico, consumo de drogas, impunidad, clientelismo, deficiente calidad de la educación, falta de oportunidades laborales, la alta tasa de embarazos en adolescentes, la pobreza, así como la censura ante la libertad de expresión.

En estos momentos tensos que vive el país, resultado de la suspensión de las elecciones del pasado 16 de febrero, nuestro amor a la patria se demuestra evitando la violencia, el discurso incendiario, y el fanatismo. También despejando toda duda en torno a la transparencia del nuevo certamen electoral del 15 de marzo. Recordemos que obras son amores, y no buenas razones.

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