Apreciado lector les puedo asegurar que en este texto Bíblico, del Evangelio de Mateo, nuestro Señor Jesucristo nos da la clave para la verdadera paz y felicidad que anhelamos y el poder para caminar hacia la Santidad y Vida Eterna.
Jesús nos manda a aprender de Él. Nos está hablando de adquirir el conocimiento de Él. Nos está transmitiendo lo suyo.
Es muy importante para nosotros, que nos llamamos cristianos, descubrir lo específico que está haciendo en sus palabras, ya que no nos está hablando de aprender a hacer milagros, de resucitar a los muertos, ni de transformar el agua en vino, sino de aprender de él. Nos está revelando su pensamiento más íntimo. Jesús nos hace pensar en dos palabras claves: MANSEDUMBRE Y HUMILDAD.
Mansedumbre: Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la palabra mansedumbre se refiere a la condición de manso; y la palabra manso queda definida como condición benigna y suave. Dicho de un animal que no es bravo. Dicho de una cosa: apacible, sosegada, tranquila. Aire manso, corriente mansa.
Para poder comprender y entender la palabra humildad, solo tenemos que acudir a la vida y enseñanza de nuestro Señor Jesucristo, al cual seguimos, y verla desde su nacimiento y vida pública.
Jesús nació en la humildad de un establo, de una familia pobre. (Lucas 2, 6-7)
Jesús reuyó siempre las tentaciones populares de hacerle rey. (Juan 6, 15).
Jesús, el “Rey de la Gloria” (Salmo 24, 7-10), entra en Jerusalén su Ciudad, “montado en un burro”.
“Salta, llena de gozo, oh hija de Sión, lanza gritos de alegría, hija de Jerusalén. Pues tu rey viene hacia ti; él es santo y victorioso, humilde, y va montado sobre un burro, sobre el hijo pequeño de una burra.” (Zacarías, 9 – 9).
Por eso los súbditos de su Reino, aquel día fueron los niños (Mateo, 15-16) y los “pobres de Dios” que le aclamaban (Lucas 19, 38).
María presenta al Verbo en la humildad de su carne dándolo a conocer a los pobres. (Lucas 2, 15-19).
«“Se hizo obediente, tomó la condición de esclavo y murió en una cruz”.» (Filipenses 2-9).
“Yo estoy entre ustedes como el que sirve”.
“Pues ¿Quien es más importante: el que esta sentado a la mesa o el que sirve? El que esta sentado; ¿ No es cierto”? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve”. (Lucas 22, 27).
“El más importante entre ustedes se portará como si fuera el último, y el que manda como el que sirve”. (Lucas 22-26).
Jesús nos enseña la nueva manera de vivir propia de los hijos Dios.
En el texto de Lucas 14 , 7-11 de «”Los convidados a las bodas”» o «”Los primeros asientos”».
Esta advertencia de Jesús en los textos indicados apuntan a una de las principales causas de injusticia. «Una sociedad que induce con quienes debemos de compartir o más convivir, cada quien se cuelga de quien está en un peldaño superior, aisla y desampara a los más débiles».( Reflexión del Magisterio de la Iglesia al pie del texto en la Bíblia).
«Jesús lava los pies a sus discipulos, (Juan 13, 4-12)».
Acá Jesús nos enseña, en un gesto trascendente y significativo, que debemos ser servidores como El, Nuestro Señor y Dios, lo es.
«Yo les aseguro: Si no cambian y se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Quien se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el Reino de los Cielos». (Mateo 18, 2-41).
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