Una experiencia juvenil en favor del medioambiente

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El río Yuna lo agradece

En nuestro Planeta, se producen cientos de millones de toneladas de residuos por año. La Tierra parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de desechos.

La mayor parte del calentamiento global de los últimos años se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (anhídrido carbónico, metano, nitró­ge­no, etc.) emitidos por causa de la actividad humana indiscriminada.

Constantemente, desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no darán gloria a Dios con su simple existencia ni podrán comunicarnos su propio mensaje.

No tenemos derecho a proceder de este modo.

La exclusión social, la violencia, el narcotráfico y el consumo creciente de drogas entre los más jó­venes son signos que muestran que el “crecimiento” o avance de la era reciente no ha significado un verdadero progreso.

El ambiente humano y el ambiente natural se de­gra­dan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la destrucción de la ecología si no prestamos atención a razones relacionadas con el deterioro de la educación doméstica.

En el Movimiento de los Focolares no escapamos a la reflexión acerca de esta realidad y hemos deseado, partiendo de la práctica, aportar un “granito de arena” en favor de la limpie­za y del equilibrio medio­ambiental.

En esta ocasión, abarcando una breve jornada juvenil de recolección de desperdicios sólidos en la ribera del Río Yuna a su paso por la comunidad de Los Quemados de Bonao.

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