Hace poco más de un siglo, en Italia, un grupo de muchachas catequistas, apoyadas por un joven sacerdote, decidieron hacer realidad juntas un sueño: que los medios de comunicación sirvieran para acercar a las personas a Dios. En esa época, eran los periódicos, que se prestaban a esparcir rumores y mentiras. Hoy, la situación no ha cambiado mucho, y la comunicación sigue siendo un gran desafío. Y, también hoy, en nuestra República Dominicana, existe un grupo de mujeres que sigue los pasos de esas primeras muchachas. Se trata de las Hijas de San Pablo o, como son conocidas más cariñosamente, las Hermanas Paulinas. El sueño de los inicios continúa siendo el mismo: ¡que cada mujer y cada hombre en la tierra, dondequiera que vivan, en cualquier pueblo, calle, autopista que frecuente, ya sea física o virtual, puedan sentirse alcanzados y amados por Dios!
Las Hijas de San Pablo son una congregación religiosa de carácter misionero. Las Paulinas son mujeres consagradas a Dios para llevar la Palabra de Dios con los medios, las formas y las expresiones de la Comunicación. Dar este paso no es fácil, pero sí es fascinante, y es posible darlo si la joven se ha enamorado de Dios: cada una de las hermanas ha renunciado a todo lo que proyectaba para sí, porque ha encontrado y abrazado con alegría y libertad el Todo fascinante de Dios. Así se hacen presentes en el corazón de la sociedad, caminando codo a codo con las personas, con el objetivo de comunicar la más grande riqueza: el amor de Jesucristo.
Al estilo de San Pablo
La vida de la Iglesia en sus primeros años no se comprende sin la vida y la misión de San Pablo. Él no perteneció al grupo de los Doce Apóstoles. Al principio, perseguía a los que creían en Jesucristo. Pero tuvo un encuentro con Jesús que lo marcó profundamente. Esta experiencia fue tan fuerte y decisiva que llegó a decir: “Todo lo considero basura, con tal de ganar a Cristo” (Flp 3, 8).
Pablo se transformó en un apasionado discípulo y misionero de Cristo Jesús, difundiendo con valentía y convicción su Evangelio en todo el mundo. También es el primer teólogo cristiano. Su vida y experiencia son tan profundas que se han vuelto una forma de comprender a Aquel que lo transformó: el Señor Jesús. San Juan Crisóstomo, padre de la Iglesia, afirma que el corazón de Pablo es el corazón de Cristo. Así que parecerse a Pablo es asemejarse a Jesús.
También hoy, como en tiempos de Pablo, la humanidad busca a Dios. Algunas veces, de modo confuso, pero siempre con sed de encontrar la persona de Jesús y su mensaje de amor. Las Paulinas viven en Jesús con la misma intensidad de Pablo. El origen de su llamada vocacional está en ese encuentro profundo y radical con el Señor, en la vida concreta de cada una, con sus sueños, esperanzas y temores. De San Pablo aprenden a vivir en Cristo. Su vida y enseñanzas son una referencia en el amor fraterno, multiplicado en actitudes de perdón, reconciliación, alegría por el bien de la hermana, alegría de vivir juntas y empeño apostólico siempre renovado. Y como Pablo, dedican toda la existencia a la comunicación del Evangelio, para dar, a todos, el don de Jesús, que es la Verdad que salva, el Camino que conduce al Padre, la Vida que se dona por todos.
República Dominicana y las Paulinas
Las Paulinas llegaron a Santiago de los Caballeros el 22 de abril de 1994. Y acá comenzó su presencia en República Dominicana. De eso, hace ya 25 años. Posteriormente, abrieron otro centro en Santo Domingo. Desde que llegaron, estas hermanas han trabajado codo a codo con la Iglesia, en la formación de los catequistas y los agentes pastorales, en los medios de comunicación, en la formación de los jóvenes, en las misiones bíblicas y en la pastoral bíblica. También tienen sus librerías con capilla a disposición de todos. Allí acuden muchas personas, a adorar en el silencio al Señor, presente en la Eucaristía. Las librerías paulinas son “templos de luz y calor, donde se proclama a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida”.
Vida de hermanas
La vida de la Hermana Paulina es sencilla, y transcurre entre la oración, el estudio, la vida comunitaria y el trabajo apostólico. La jornada está impregnada de alegría y sencillez. Valoran y cultivan la alegría, la serenidad, la comunión, el compartir comunitario, equilibrando la actividad, la oración y el descanso. Las Paulinas consagran toda su vida al anuncio del Evangelio. A esto dedican todas sus fuerzas, creatividad, energías, toda la vida, para que su lógica penetre en la cultura, las leyes, en la vida, en toda relación.
Por esto, las Paulinas se forman profesionalmente y cultivan, también, una virtud conocida como estudiosidad. Este valor, fundamental en la vida paulina, les permite estar atentas a la evolución de la sociedad y comprender lo que pasa en el mundo, sus desafíos y su progreso, con una atención especial a los pobres y a los que forman la opinión pública. La idea de esto es “hablar de todo cristianamente”. Este “hablar” está hecho de palabra escrita y pronunciada; de imágenes creadas y reproducidas; de música, cantada y escrita; de actividades formativas y de reflexión. En fin, de todo aquello que, siendo comunicación, permite llegar a la persona, para ayudarla a crecer en su dimensión humana y cristiana.
El desafío de la
comunicación
La vida de la hermana Paulina está dedicada al testimonio y al anuncio del Evangelio o, dicho con las palabras de nuestros obispos en Aparecida, es una vida discipular misionera. Así, vivir y comunicar a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, no es un eslogan, sino el núcleo esencial de un carisma, el paulino, que hace de mujeres sencillas comunicación viviente de Jesucristo, con todos los medios disponibles y en todo el mundo.
El aspecto misionero es muy fuerte en la vida de estas mujeres. Ante todo, viven y trabajan en comunidades interculturales –es decir, con religiosas de diferentes nacionalidades y culturas– y viviendo de forma encarnada en los diversos contextos culturales, que son los lugares concretos de su testimonio y entrega. Son aguerridas, abriendo nuevos caminos, nuevas vías para que el Evangelio pueda penetrar y hacerse parte constitutiva de la cultura local, es decir, inculturarse, particularmente en la actual y compleja cultura comunicacional, hecha de redes, de comunidades, de música, imágenes… así la Palabra de Dios puede llegar a llegar a todos los pueblos y a todas las personas.
Esto quiere decir que, si bien la Paulina puede hacerse presente en la parroquia y ayudar en su animación, en realidad su misión no tiene fronteras. Hoy las Paulinas están presentes en 52 naciones, además de la nuestra, en los cinco continentes, anunciando a Jesús. ¡Porque la parroquia de las Hijas de San Pablo es el mundo!
Entre las Paulinas, hay un lugar para ti
Muchas jóvenes se preguntan qué hacer con sus vidas: qué camino tomar, cómo ser felices, cómo ayudar a los demás. Quizá sea tu caso. Como joven, puedes seguir las actuales tendencias, la mayoría, efímeras. Tal vez no te guste complicarte la vida, pero esas inquietudes permanecen allí, y esperan una respuesta…
Si deseas una vida de mayor intensidad y profundidad, que no sea solo “vivir el momento”, y que responda a lo que sientes y deseas vivir, a lo que sueñas y sientes que Dios te pide, esta invitación es para ti. Las Hnas. Paulinas te ofrecen la posibilidad de acompañarte en tu búsqueda, ayudándote a caminar para comprender el sueño de Dios en tu vida y que resuena allí, en tu corazón. Más allá de tus miedos y de tu fragilidad. El acompañamiento vocacional que ofrecen las Paulinas es personalizado y abierto, porque lo más importante es encontrar el lugar donde el Señor desea hacerte feliz, a su estilo: el de la alegría profunda y la entrega amorosa, en libertad.
Si deseas conocer a las hermanas, puedes visitarlas en sus librerías: en Santiago, en la Calle 16 de Agosto 134, casi 30 de Marzo; en Santo Domingo, en la Avenida Bolívar 203, Gazcue. También puedes ponerte en contacto con la hermana Verónica De Sousa, al what’sapp: 1-829-913-8447 o escribir al correo electrónico: fspsantiagodominicana@gmail.com. También puedes ingresar a Facebook: Hijas de San Pablo – Hermanas Paulinas, y prontamente una hermana te responderá. Si se trata de un párroco o de alguien que desee ayuda en la Pastoral, igualmente puede contactarlas. ¿Vives lejos? No importa: recuerda que ellas son las caminantes de Dios y llegarán allá: donde las necesiten.
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