El interés por conocer los nuevos integrantes de la Suprema Corte de Justicia crecía cada día. La población estuvo a la expectativa.
Muchos soñaron con una Suprema integrada por jueces que no tuvieran filiación política, para que así tuvieran sus manos libres y no atadas a la hora de tomar decisiones que pudieran afectar los intereses de los partidos y grupos de poder los propusieron. Pero todavía nos falta mucha institucionalidad para llegar a esa meta.
Ahora les toca a los nuevos jueces demostrar con los hechos su apego irrestricto a la Ley, sin importar a quienes afecta. Que el bien de la Patria esté por encima de la amistad, compromiso o línea partidaria. Porque no basta con tener excelentes cualidades si las mismas van por líneas paralelas con la sana aspiración de tener un sistema judicial que nos mida a todos por igual.
“La independencia del magistrado y la objetividad del juicio que expresa requieren una aplicación atenta y puntual de las leyes vigentes. La certeza del derecho y el equilibrio de los diversos poderes de una sociedad democrática encuentran su síntesis en el principio de legalidad, en defensa del cual actúa el magistrado.
Del juez dependen decisiones que no sólo influyen en los derechos y en los bienes de los ciudadanos, sino que también atañen a su existencia misma.”
Que este mensaje dirigido por el Papa Francisco a los Miembros del Consejo Superior de la Magistratura Italiana, les ayude a desempeñar esta misión con pulcritud y como un servicio a la Patria.