Radio Marién dice: “Gracias, Señor, por salvarnos del fuego”

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Estamos muy agradeci­dos. Dios desbordó en mise­ricordia, y protegió del fue­go la transmisión de Radio Marién.

Fue una semana especial. El martes 19, Día de San José, desde Restauración, Monseñor Diómedes Espi­nal, se refirió proféticamen­te a la sequía, la ganadería y a la destrucción de la “Casa Común”. Su palabra, fuerte y sin adornos, se difundió en vivo y se retransmitió por todo el Noroeste y más allá.

El viernes 22 de marzo, Radio Marién colaboró con el Centro Montalvo, de Da­jabón, en la difusión del Foro Binacional Agua y Mi­nería, en el Día Mundial del Agua. Se unió a nosotros Radio Santa María. El sábado 23, nos tocaba retrasmitir “Foro Abierto”, de la Unión Dominicana de Emisoras Católicas (UDECA) y repetir “La Voz de los Obispos”. También difundimos nuevamente lo que dijo el ambientalista Domingo Abreu Co­llado, a propósito del Foro. Nos daba esperanza conme­morar la última homilía de San Oscar Romero, y difun­dir una entrevista exclusiva a la Hna. María Julia García, directora general del Hospi­tal de la Divina Providencia, de San Salvador, en cuya capilla fue martirizado Ro­mero. La producción completa se titulaba: “San Oscar Romero, con agradecimiento a las Religiosas”.

Ese sábado 23, en la tar­de, terminó el Santo Rosa­rio. Casi comenzando el “Suplemento Sabatino” de las Escuelas Radiofónicas Santa María, irrumpió la llamada desde El Carrizal, Municipio de Restauración. Nos informaba el encargado que habían apagado un gran fuego, con la ayu­da de mu­chos comunitarios y de la Dirección Forestal. Por muy poco se afecta la torre, los cables, los transmisores y el inversor.

El domingo 24, del Mar­tirio de San Oscar Romero, viajé a verificar. Fue deprimente y esperanzador. Ha­bía sido grande el fuego, in­tencionalmente provocado. Sólo afectó el terreno de Radio Marién, y su área de bosque. Milagrosamente apareció agua y se salvó nuestra capacidad de transmisión.

Las autoridades buscan a los que articularon y ejecutaron el atentado. Damos se­guimiento para que los en­cuentren. De mi par­te, como director general, los perdono. Que el Señor les dé la gracia de la conversión. Y que se sumen a los muchos que protegen y apoyan.

Será inútil tratar de des­truir o encadenar a Radio Marién, después de 42 años de servicio. Estamos afami­liados con muchos hombres y mujeres de buena volun­tad. Dios es nuestro dueño, La Altagracia nos protege, y ganamos en Romero un santo intercesor. Él sabe lo que puede la radio a favor de los pobres, y los riesgos que implica.

Deseamos para toda la Familia Marién, que con este fuego, dolor y solidaridad, crezca el amor de Jesús en nosotros, para que poda­mos “en todo amar y servir”.