¡Educador Por Siempre!

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¿Son los títulos los que hablan por ti o por mí? Son tus alumnos los que tienen el poder de hablar acerca de lo que haces. Como hombre libre decidí ser educa­dor por pasión y entrega a los aprendizajes de una sociedad que lo ne­cesita; mis alumnos, mi esposa y mis hijas ha­bla­rán por mí.  Ese es el regalo que más me im­porta. No es decir amo a la escuela, es hacer algo por ella y entregarse a ella.

La vida que vives es el reflejo de todo lo que ha­ces. Mi inspiración sur­gió cuando observaba en mi pueblo a las maestras cruzar todas las tardes por las calles, Ellas no tenían fortunas, pero sí nos enseñaron a ser respetuosos de los demás y de nuestro propio ser. La preocupa­ción por los estudiantes era evidente, pues eran personas comprometidas con sus alumnos y sus familias hablaban por ellos.

Para mí, enseñar ha sido un norte y una de­cisión muy clara, por lo que nunca he pretendido usar la escuela para mis aspiraciones perso­nales, ya que la escuela solo es servicio a los demás. Siempre he creído que no existe un maestro sin alumnos y que un profesor se res­peta a medida que sus estudiantes aprenden y se engrandecen. El cre­cimiento de mis alumnos siempre ha sido lo más fundamental; ellos y mi familia son el lo­gro más satisfactorio que puedo mostrar ante la sociedad dominicana. Me he formado para educar y sigo pre­parán­dome para lanzar a la sociedad personas con valores, con pensa­mien­tos diferentes. Me considero experto de lo que hago, porque desde que nací comencé a ad­mi­nistrar mi vida, luego mis tareas personales, después un salón de cla­ses, luego una escuela, un distrito educativo en la actualidad una regio­nal.

Creo que si ordena­mos nuestros afectos podemos mejorar nues­tro entorno, estoy más que seguro que el buen trato a los demás cambia el mundo; esa es la gran revolución.

 

El autor es Director de la Regional 15 de Educación

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