Sínodo de los jóvenes y discernimiento

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El Sínodo de los jóvenes acaba de fina­lizar en Roma. Concluir esta etapa para comenzar a caminar desde los temas tratados y fundamentalmente el asumir ahora el Documento Final, llevarlo a la conciencia y que se haga vida en toda la Iglesia universal.

Son muchos los aspectos positivos que nos ha dejado el Sínodo. Aspectos que son una gracia que ya están en nuestras manos y nos los ofrece el Documento Final. Leerlo, reflexionarlo, rezarlo, discernirlo y hacerlo nuestro documento.

El mismo Sínodo ya tiene su gran valor. Todo el proceso de preparación, consultas, oración y discernimiento. El que llegaran en marzo pasado a Roma jóvenes de todo el mundo para ser escuchados por nuestro Papa Francisco con el fin de elaborar el documento de trabajo, ya es una gracia para el Sínodo. Las mismas encuestas en línea brindaron la posibilidad para recabar informaciones, pareceres y sugerencias.

Sabemos que la metodología para llevar a cabo este encuentro sinodal fue el discernimiento, que es una forma de vivir, de orar, de preparar la vida y prepararse para la vida, escuchando al Espiritu Santo y las voces de tantos jóvenes de todo el mundo. Es un método de trabajo. Es una vía para caminar en común unión y que nos permite  ver y analizar los diferentes contextos de la realidad mundial, dentro y fuera de la Igle­sia, para ver por dónde nuestro Buen Pastor, el Crucificado y Resucitado pasa, camina o quiere caminar entre nosotros. Es claro, que el Papa Francisco deseó que el Sínodo ­cami­nara por los surcos del discernimiento y que la Iglesia camine por esta misma vía.

Es que para discernir hay que observar el contexto, la realidad en la que se vive y existe. Escuchar a esos contextos, a las personas e instituciones que lo viven, que lo defienden o lo critican, pero en actitud orante y buscando la Mayor Gloria de Dios.

Humildemente considero, que un gran logro del Sínodo haya sido su metodología: el discernimiento. El mismo Documento Final es testigo de que muchos de los parti­ci­pantes lo hicieron con esa misma gracia de Dios. Es un proceso seguro para ver la novedad de Dios, para sentir el querer y desear del Espíritu y de caminar en el se­guimiento a Jesús como Verdad, Camino y Vida.

El deseo de nuestro Papa, el convertir una Iglesia en Discernimiento no se obtiene con leyes y decretos. Es decisión de cada uno de nosotros, es gracia a pedir y a formarnos en ese caminar.

El Documento Final lo tenemos en nuestras manos. Ojalá que lo asumamos en actitud  de conocerlo, rezarlo, discernirlo, compartirlo, para que se convierta en luz para nosotros, para nuestra Iglesia Arquidioce­sana y Dominicana, para que desde los ­lineamientos ofrecidos, podamos seguir acompañando a nuestra Iglesia Joven y que se sientan cada día más motivados, que más allá de escándalos y pecados, es el mismo Cristo Jesús que les invita a pertenecer a Su Iglesia, camino seguro de realizarse como personas humanas, cristianas, profesionales consagrados a Él en familia, en sacerdocio o en vida consagrada.

Que apasionados, apasionemos para Cristo en su Iglesia.

 

*Fuente: Documento de la CPAL. “Los altos, los bajos y las distracciones de Sínodo del Vaticano sobre la gente joven”. Martes, 30 de Octubre del 2018.

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