Monseñor Tomás Morel nos cuenta cómo va el Sínodo de los Jóvenes

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El 6 de octubre del año 2016 el Santo Padre convocó un Sínodo para reflexio­nar sobre “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacionalˮ, este sínodo se realizaría en el año 2018. Para que se comprenda mejor, un sínodo es una asamblea de obispos de las distintas regio­nes del mundo que se reúnen en ocasiones determinadas para tra­tar algún tema específico en comunión con el Papa. En esta oca­sión el tema central son los jóvenes, no solamente cristianos, todos los jóvenes en sentido general. La preocupación del Papa Francisco es cómo in­tegrar a los jóvenes que se han ido  desanimando y alejando de la Iglesia y de la comuni­dad cristiana y el desa­fío es: ¿Qué hacer? Y ¿Qué propuesta evan­gélica podemos ofrecerles para que se sientan atraídos?

El Papa Francisco nos ha ido indicando un programa de evangelización centrado en el anuncio del Evan­gelio de la alegría. Ini­ció con el Sínodo so­bre la Nueva Evangeli­zación en el año 2013 que dio como resultado la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. En el año 2015 convocó el Síno­do sobre la Familia  del cual surgió la Ex­hortación Apostólica Amo­ris Laetitia, en la que se indica el acompaña­miento pastoral de la familia hacia la alegría. Ahora ha convocado el Sínodo de los jóvenes, cuyo objetivo es conducir la nueva generación de jóvenes a Cristo a tra­vés del acompaña­miento y el discerni­miento para que descubriendo su vocación alcancen la plenitud de la alegría a la que todos estamos llamados.

La fecha que se ha tomado para realizar este sínodo ha sido del 3 al 28 de octubre, de manera que estamos en la plena realización del mismo. En verdad, es un gran aconteci­miento eclesial en que estamos participando más de 300 personas, entre ellos: cardenales, patriarcas, obispos, sa­cerdotes, superiores de congregaciones religiosas, religiosas, jó­ve­nes y representantes de iglesias protestan­tes tradicionales, todos en torno al Papa Fran­cisco reflexionando a la luz del Espíritu San­to. Esta gran asamblea ha tenido un proceso de preparación de dos años con diferentes actividades, pero la más significativa ha sido la consulta hecha a todos los jóvenes del mundo a través de la web.

El Sínodo se ha ido desarrollando en un ambiente cordial y fra­terno, pese a la diversidad cultural que hay, pero además ha propiciado mucho más éste ambiente la presencia constante del Papa Francisco en todas las reuniones, pero lo que más nos ha sorprendido es que el Papa en la mañana y al inicio de la tarde está en la puerta principal recibiendo a los que van llegando, luego en el momento del receso se mete en el grupo a compartir, saluda a todos los que se le acercan, se deja tomar fotos, se deja hacer selfie de los jó­venes, escucha atentamente cuando le ha­blan, en fin hay un ambiente fraterno y familiar.

En el Sínodo hay 34 jóvenes que perte­necen a grupos y mo­vimientos de los dife­rentes continentes, han sido invitados para que nos ayuden en la refle­xión, aunque no pue­den votar pero sí pue­den participar, cada uno ha presentado un discurso sobre la realidad de los jóvenes en su país y el continente y esto ha enriquecido mucho más el trabajo revelándonos elementos comunes que afec­tan a los jóvenes, co­mo son: la migración, el desempleo, la gue­rra, el narco tráfico, la trata de personas, la falta de oportunidades, entre otras cosas. Tam­bién nos han reclamado que les demos más espacio y participa­ción en la Iglesia y que aprendamos a confiar más en ellos. Cuando ellos hablan el Papa les pone mucha atención, también en los grupos de trabajo son escuchados y acogidos por los obispos y cardenales. Esto les ha marcado de manera muy positiva.

Apenas estamos a la mitad del Sínodo y se refleja un ambiente esperanzador y optimista, así nos lo manifiestan muchas perso­nas fuera del aula sinodal. Se está haciendo todo el esfuerzo posible y está el interés de todos los participantes de hacer una propuesta atractiva a todos los jóvenes cristianos y no cristianos a vivir los valores evangélicos.

Un acontecimiento  de esta naturaleza se sostiene y se impulsa con la oración. Pero además, el Papa nos ha pedido tener en cuenta el silencio. Ambos ele­mentos han estado muy presentes en esta asamblea. Al inicio de cada sesión hay un momento de oración, lo mismo que al terminar. Como parte del programa del Sínodo se hacen muchos discursos, pero el Papa ha pedido que después que hayan hablado cinco personas se ha­gan tres minutos de silencio para dejarnos iluminar por la presencia del Espíritu Santo. El Papa ha insistido en que esta asamblea eclesial se haga en un ambiente de oración  y reflexión, para que no se convierta en un simple razonar humano.

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