Asma y emociones

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Toda persona tiene capacidad para cambiarse a sí misma.

Albert Ellis.

 

El asma es una enfermedad respiratoria crónica, muy frecuente en niños y adolescentes, con grandes variaciones entre los distintos países. La media de prevalencia es del 10 % de la población. Desde la psicología, se ha estudiado el papel de las emociones en la aparición de la crisis asmática. Considerando que una emoción es un proceso que actúa para restablecer el equilibrio físico o psicológico ante una amenaza.

Científicos de la Universidad nor­teamericana de Wisconsin-Madison han establecido por vez primera la conexión física que existe entre las zonas del cerebro relacionadas con las emociones y las reacciones asmáticas. Ellos, han podido determinar que cuando los asmáticos quedan ex­pues­tos a un cuerpo que les genera alergia, se activan dentro del cerebro determinados centros que están íntimamente ligados a las emociones.

Investigaciones recientes han comprobado efectivamente que el sistema inmunológico reacciona con más dificultad cuando una persona está sometida a una situación de estrés. Hasta ahora se sabía que los pacientes aquejados de enfermedades crónicas relacionadas con procesos inflamatorios, como el asma, son muy sensibles al estrés y que si no saben cómo canalizarlos adecuadamente pueden agravar los síntomas de una crisis.

Según el profesor Juan Carlos Fernández Rodríguez, “los pacientes asmáticos manifiestan más emoción negativa que los sujetos sanos, estan­do la presencia de emoción negativa muy asociada a la broncoconstricción”. De igual forma, otra investiga­ción, refiere que el asma está asociado a trastornos ansiosos en un 35℅ y a depresión en un 20℅.

Algunos autores opinan que el asma se desencadena al principio por mecanismos alérgicos, pero luego se manifiesta como reacciones condicio­nadas relacionadas con conflictos emocionales.

 

Recomendaciones para el paciente con asma:

 

Practica ejercicios de relajación o meditación. Te ayudarán a controlar tu respiración y a tener control de tu cuerpo y mente, disminuyendo las emociones negativas.

Aprende a canalizar las emocio­nes: Es conveniente aceptar la realidad, hacernos responsables de nuestras vidas y lo que interpretamos de ella.

Descansa lo más que puedas: Si el cuerpo y el cerebro están descansados, cualquier condición se hace más llevadera.

Aliméntate de forma balanceada.

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