Aporte de la Doctrina Social de la Iglesia

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Los que suben La Pelona cualquier tarde de enero enfrentan tres grandes desafíos: el cansancio, la oscuridad y la desorientación. Lo terrible para los caminantes que llevan varias horas subiendo La Pelo­na mientras va cayendo la tarde, no es el cansancio, ni la sed, sino el saber que la luz solamente durará un ratico y las decisiones respecto de la ruta a seguir han de ser acertadas, mientras caminan por una ladera llena de raíces de pinos donde todo luce igual.

Igual les sucede a los pueblos que quieren levantar sociedades más justas para todos y les va faltando el tiempo para que la oscuridad, el cansancio y la desespe­ración no los empujen a caer en las garras de falsos guías: necesitan tomar las decisiones correctas y luego aplicarlas con disciplina a su situación.

Una primera contri­bución de la doctrina social católica a todos los hombres y mujeres de buena voluntad consiste en aportarles “los principios fundamentales, los criterios universales y las orientaciones capaces de su­gerir las opciones de fondo y la praxis cohe­rente para cada situa­ción concreta”. Los países no se enrumban con reinados de belleza, no importa el dinero que se gaste en promo­ver a los candidatos. Los países solo lograrán mejorar sus niveles de vida con opciones acertadas y un accionar co­herente con lo decidido. Las decisiones correctas no nacen de la mente de algún iluminado, sino de los principios, criterios y orientaciones de probada valía.

He visto caminantes excelentes derrumbarse llorando en un trillo al comprobar que han gastado en vano sus fuerzas todo un día por el cami­no equivocado. Hay pueblos que yacen en el sendero de la vida, divididos, destruidos y agotados luego de caminar durante años el sendero equivocado.

Un segundo aporte de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) a cual­quier comunidad huma­na es la luz para discer­nir los desafíos, priori­zar sus respuestas y la energía para disponerse a escalar la ardua ruta del desarrollo integral. La luz de la DSI pro­viene de sus “principios de reflexión, criterios de juicio y orientacio­nes para la acción”. La energía crece con la convicción de caminar en la dirección acertada.

 

Pontificio Consejo «Justicia y Paz», Com­pendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Nos.104, 68 y 11).

El autor es Profesor Asociado de la PUCMM, mmaza@pucmm.edu.do

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