La luna recorre los cielos del mundo como un ánfora abierta que recibe en depósito los sueños de la humanidad.

Como día de Reyes, unos piden riquezas, otros dicha y otros la gloria y laureles en que culminen sus esfuerzos cotidianos.

La luna parte el mundo en dos, desde el este hacia el oeste, dispersando luz reflejada con justicia a cada lado por igual.

La luna ha sido testigo presencial de la razón de las cicatrices del planeta y, aún más, de las cicatrices y heridas de aquellos que lo habitamos.

En su ánfora lleva lágrimas de todo tipo,las vertidas por la alegría y las vertidas por el dolor.

¿Que mueve la luna incontenible a iniciar su ciclo cada vez que se apaga?

Conocernos desde la génesis del tiempo y saber que un signo de luz es vital para el camino.Que un signo de luna consuela, acompaña y enamora.

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