Acción de Gracias por la vida de Mons. Vinicio Disla  en el sexto mes de su partida

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El pasado 4 de octubre fue celebrada en la capilla “El Cristo” de San José de Conu­co (Salcedo), la misa en conmemoración del sexto mes de la partida de Monseñor Vinicio Disla Almánzar.

La misa fue presidida por Mons. Jesús María de Jesús Moya, el Obis­po Emérito de San Francisco de Macorís, coordinada por Mon­se­ñor Tobías Cruz, y Mons. Rafael Felipe, Obispo Emérito de Barahona. Le acompañaban los sacerdo­tes Félix Nova, párroco, Timoteo González, Ar­nal­do Bazán, Francisco Almonte, Juanito González, Mons. Pedro Henríquez,  diácono Rafael Henríquez y el P. Freddy González.

El monitor fue su fiel primo-sobrino Sandro Santos Disla.

Monseñor Felipe (Fello), como hermano del padre Vinicio, quien estuviera con él hasta el último momento de su vida,  estuvo a cargo de las pa­labras introductorias.

En la homilía, Monseñor Moya habló de sus vivencias junto al padre Vini­cio y resaltó sus cualidades como ­sacerdote y compositor.

Las ofrendas fueron reali­zadas por los  primos, sobrinos y sobrinos-nietos de Monseñor Disla, llevando al altar el vino, el pan, la luz y las flores.

La reseña de su vida fue relatada de forma muy bella y descriptiva por la profesora Sal Esperanza Santos.

Las canciones estuvieron a cargo de Gertrudis Eli (voz), Felipe Henríquez (guitarra) y Cathy Disla Eli  (piano). Gertrudis, quien fue­ra como  hermana del Padre, cantaba con sus hijos y la Escuela de Música, Hogar de la Armonía, en los eventos o misas que él organizaba, ya que tenían mucha empatía para trabajar juntos. El padre Vinicio la  calificaba con el apelativo: “La señora del canto”.

En la misa, Gertrudis le dedicó la magistral canción: “El hijo del planeta”, que cuenta las acciones de amor que debe de realizar un ser humano para graduarse de la escuela de este mundo, siendo esta canción un fiel reflejo de la vida del sacerdote.

Al final, la cantante, interpretó la salve, la misma que se escucha diaria­mente por Radio Amistad, que una vez ella grabara, y que acompaña el Rosario realizado por el Monseñor Disla, todos los días a las 6:30 p.m.

Las palabras de agradecimiento estuvieron a cargo de su sobrina y ahijada Cathe­rine Disla Eli de Henrí­quez.

Todos los presentes agra­decieron a Dios la vida fructífera de nuestro Mons. Vinicio Disla Almánzar. Lo recordaron con emoción, con gratitud, y con deseos de seguir el ejemplo de un hombre que ha sido grande ante los ojos de Dios.

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