En la política, desgraciadamente, junto a las virtudes no faltan los vicios, debidos tanto a la ineptitud personal como a distorsiones en el ambiente y en las instituciones. Es evidente para todos que los vicios de la vida política restan credibilidad a los sistemas en los que ella se ejercita, así como a la autoridad, a las decisiones y a las acciones de las personas que se dedican a ella.

Este pensamiento del Papa Francisco, contenido en la 52 Jornada Mundial de la Paz, de enero 2019, nos lleva a una reflexión profunda sobre la política en nuestro país. Su mensaje nos hace pensar en el próximo 16 de agosto, fecha en que nuestros gobernantes aprovechan para hacer cambios en el tren gubernamental.

Lo ideal sería que los funcionarios que permanecerán en sus puestos y los que vendrán, estén revestidos de estos valores: Ser honestos en todo momento. Humildes, para comprender que los puestos no deben hacer cambiar a las personas. Ser personas cercanas a los demás. Transparentes en el manejo de los fondos públicos. Saber que la política es para servir, jamás para hacer fortuna, traicionando la confianza de quienes creyeron en ellos.

Necesitamos funcionarios íntegros, porque solo así tendremos la patria que soñamos, en donde el pan y la alegría no sean patrimonio de unos pocos.

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