Ludopatía y  “Operación 13”

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Cerca de mi oficina hay un casino. En el tra­yecto observo personas cabizbajas saliendo del lugar, con el rostro triste. Muchos han perdido su patrimonio y el de su fa­milia. Uno que conozco, luego de quedar arruinado, intentó suicidarse y no lo materializó gracias a la ayuda de Dios y de un profesional de la conducta.

Hace años entré a una banca de apuestas. Sentí lástima por los presentes. Tenían una marchita esperanza tatuada en sus miradas, con un tufo de frustración y fracaso. Eso sí, me impactó cómo sa­bían tanto sobre estadísticas deportivas.

A un amigo, en los Estados Unidos de Amé­rica, un juez le prohibió visitar casinos y a los ca­sinos permitirle su entrada. Nunca olvido su ob­sesión por recuperar al día siguiente el dinero esfumado, robándole a su padre grandes sumas para esos fines y se irritaba cuando alguien osaba cuestionarlo al respecto.

La ludopatía es una enfermedad mental reco­nocida como tal por la Organización Mundial de la Salud, OMS. Quien la sufre no puede dejar de jugar y, para agravar su situación, tampoco le im­portan las consecuencias de este vicio que produce ansiedad y depresión y trastorna la personalidad.

Un ludópata es un adicto, como el de las drogas o del alcohol. Se le complica negarse cuando tiene la posibilidad de jugar o apostar. Por suerte, es tratable y medicable.

Algunos estudios concluyen que con la pande­mia la ludopatía se ha in­crementado en el mundo, especialmente en jóve­nes, aumentando las apuestas online, donde se juega todo lo imaginable en cualquier lugar del planeta y, para colmo, parece que hay pocos controles con la prolife­ración de los negocios que la alimentan (basta recorrer nuestras calles y veremos prácticamente uno en cada esquina).

El tema de la ludo­patía guarda relación con la “Operación 13”, donde el Ministerio Público de­tuvo a supuestos respon­sables de un sorteo frau­dulento en la Lotería Na­cional, institución que cuenta con miles de usuarios ludópatas, va­rios patológicos, que “sueñan con números” y se desviven por “sacarse el premio mayor”, un palé o una tripleta.

Es una buena oportunidad para debatir el tema de la ludopatía en­tre nosotros, iniciando con un levantamiento para saber nuestra realidad y posteriormente una campaña educativa para que la ciudadanía conozca las causas y efectos de este padecimiento y la manera de tratarlo.

¡Ojo! Quizás tenga­mos un ludópata a nues­tro lado que requiera atención, si no es que usted lo sea.

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