En su Carta Apostólica Admirabile signum, con motivo de la Navidad, el Papa Francisco nos habla de la hermosa tradición de representar el nacimiento de Jesús con belenes, y nos dice que es como un Evangelio vivo, y que equivale a anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría.
Sabemos que son miles de hogares dominicanos los que hacen presente este nacimiento o belén en cada Navidad, conservando esta hermosa tradición que inició San Francisco de Asís en el año 1223. Lo ideal fuera que cada ser humano, viendo estos belenes o nacimientos, se motive a llevar una vida sencillez y alegre. Alegría que brote de un corazón agradecido al saber que el Salvador de la humanidad ha dado sentido a nuestra existencia.
Comprender, como sigue diciendo el Papa Francisco, “que en Jesús, el Padre nos ha dado un hermano que viene a buscarnos cuando estamos desorientados y perdemos el rumbo; un amigo fiel que siempre está cerca de nosotros; nos ha dado a su Hijo que nos perdona y nos levanta del pecado”.
Cuántos dominicanos hoy han perdido la senda de sus vidas cayendo en el alcoholismo, la drogadicción, el individualismo, la corrupción, la violencia y otros males que han desnaturalizado la imagen de nuestro pueblo.
Necesitamos volver a Dios para inciar el camino de la justicia, solidaridad, respeto y el amor hacia los demás, para así construir una nación digna para todos. Si actuamos de esta manera podremos decir a todo pulmón: ¡Feliz Navidad!