Los diáconos permanentes: Una bendición para la Iglesia

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La celebración de los 50 años de los primeros diáconos permanentes en República Dominicana constituyó un hermoso encuentro fraterno, con la participación de más de 375 diáconos de las once diócesis del país que se congregaron en la parroquia La Anunciación de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, recinto Santia­go, el pasado 18 de este mes.

La celebración de este significativo aniversario se inició con la Eucaristía presidida por Monse­ñor Freddy Bretón, Arzobispo de San­tiago, acompañado de los obispos Jesús Marte, auxiliar de la Arqui­diócesis de Santo Domingo, Jesús María de Jesús Moya, Emé­rito de San Francisco de Macorís; Santia­go Rodríguez, de San Pedro de Macorís; José Grullón de San Juan de la Maguana, Ramón Be­nito de la Rosa y Carpio, Emérito de San­tiago, Tomás Morel, Auxi­liar de Santiago, y presidente de la Comi­sión Nacional de Diáconos y varios sacerdotes de la zona.

En la homilía Mons. Freddy Bretón destacó que “se abren las fronteras y el mensaje traspasa y va más allá”, refiriéndose al servicio del diaconado, haciendo hincapié de que el desafío con la Iglesia es permanente.

Los diáconos estuvieron acompañados de sus esposas y fami­liares. El diácono Juan González, coordinador de los diáconos a nivel nacional tuvo a su cargo las palabras de agradecimiento.

La animación litúrgica le ­correspondió al Coro Voces Trans­figuradas, que dirige el maestro Pedro Borges. La misa fue transmitida por Radio Jesús, 750 A.M. y por Facebook Live de la Cate­dral de Santiago.

Luego de la misa hubo un aga­sajo en el Club de AMAPROSAN. Aquí fueron presentadas las dife­rentes delegaciones con su obispo, y los coordinadores de cada diócesis. Se vivió un ambiente de mu­cha alegría y fraternidad. El servicio del equipo anfitrión tuvo en cuenta cada detalle para que el cumplea­ños fuera una verdadera expresión de júbilo por tan significativa oca­sión. Los diáconos permanentes han sido una bendición para nuestra Iglesia Dominicana.

 

HISTORIA

 

La Conferencia del Episcopado Dominicano aprobó el diaconado permanente para la República Do­minicana en su Asamblea Plenaria de julio del año 1966, encargando a la entonces Diócesis de Santiago de los Caballeros la organización de la primera escuela de formación. Monseñor Roque Adames, a su vez encargó esta misión al padre Porfirio Valdez, quien inicia la escuela de formación en agosto del año 1966, con un grupo de siete hombres provenientes de la Escuela de Dirigentes de los Cur­sillistas de Cristiandad.

La formación la recibían en la Casa de Cur­sillo de Cristiandad, de La Herra­dura, Santiago. En ese lugar es donde inicia la pri­me­ra Escuela de Diáconos Permanentes. Tres años después de haber iniciado la Escuela, el 25 de mayo de 1969, serán ordenados en Santiago los primeros diáconos permanen­tes en el país.

Los primeros diáconos permanentes fueron: Cristino Collado, de la parroquia Santa Ana, Santia­go; José Ino­cencio Torres, de la pa­rroquia Nuestra Señora del Car­men, Gas­par Hernández y San­tiago Guz­mán, parroquia Nuestra Señora del Rosario, Moca.

 

 

 

El Concilio Vaticano II terminó el día 8 de diciembre de 1965 y tres años después, el 28 de abril de 1968 fueron ordenados los primeros cinco diáconos permanentes de la Iglesia Uni­versal para la Arqui­diócesis de Colonia, Ale­mania, y ya el 25 de mayo de 1969 en la Arquidió­cesis de Santiago de los Caba­lleros, República Domini­cana son ordenados diáconos permanentes José Inocencio Torres, Pedro Santiago Guzmán Ben­cos­me y Cristino Collado.

Es bueno saber que la Confe­rencia del Episcopado Do­mi­nicano eligió a Monseñor Pablo Cedano como presidente de la Pri­mera Comisión Nacional de Diá­conos y al Dr. Fulgencio Robles López como el primer Secretario Ejecutivo de la Comi­sión Nacio­nal de Diáconos, quie­nes asis­tieron al primer Sim­posium Mun­dial para la Forma­ción de Diá­conos Permanentes que se celebró en la diócesis de Rottenburg-Stutgar, Alemania.

El segundo presidente de la Comisión Nacional de Diáconos fue Mons. Rafael Leónidas Feli­pe Núñez y el Secretario Eje­cu­tivo fue el Lic. Rafael A. Tejera, de la Arquidiócesis de Santiago quién ya partió a la Casa del Padre.

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