Otra vez el calendario 

arranca en el mes de enero

de los doce es el pionero

en su ciclo rutinario;

abriendo un nuevo escenario

pleno de eventualidades 

con mil posibilidades 

para toda la nación 

de darle continuación 

a las  nuevas realidades.

Se requiere voluntad 

disciplina y dinamismo

además del optimismo 

que vence la tempestad;

y cualquier dificultad 

que se cruce en el camino 

como un alambre de espino

no será razón ni excusa 

para quedar inconclusa 

esa meta del destino.

Con sus presagios fatales 

siempre hay voces agoreras 

que anuncian tantas barreras

muchas veces irreales;

como frágiles cristales 

o fugaces espejismos

pretenciosos aforismos

que quedan en enunciados

cuando estaban anunciados

ominosos cataclismos. 

Pongamos mejor talante 

a los retos por venir

y ya dirá el devenir 

que salimos adelante;

digamos todos: ¡pa’ lante!

ante el año que alborea 

contra el viento y la marea

con ánimo y con tesón 

pongamos el corazón 

en esta ardua tarea.