Una nueva vuelta al sol

José Jordi Veras Rodríguez

Deseamos en estas fechas que han pasado y la nueva vuelta al sol que ya llegó, que cada persona que reciba este mensaje, pueda crecer con cada una de las palabras que de aquí se vierten por obra y gloria de Dios.

Hemos aprendido en este año que se fue, que todo ser humano debe mejorar cada día y evitar que todo aquello que ha sido parte de sí mismo y que poseemos de historias generacionales o de eso que aprendemos de cada enseñanza familiar, que estamos obligados a proteger y a transformar para hacerla más útil, que hoy lo podemos ver, no para sancionar a nuestros ancestros, sino para honrarlos recibiéndolos, pero con la obligación de mejorarlos.

Que apartemos de nuestro corazón todo lo que nos lleve a construirle un altar al orgullo, a la soberbia, y al encono, para que no sigan siendo parte de nuestro plan individual ni familiar. Que la abundancia en los corazones se quede o que llegue, porque hemos decidido recibirla. Que la prosperidad no la detengamos con pensamientos de derrota, de envidia, de egoísmo o de malquerencias.

Que dejemos atrás lo que nos hizo mal de alguna manera. No lo retengamos sino que sepamos dejarlo ir desde el amor, y recibir todo lo bueno con gratitud. No dejemos en nosotros nada que pueda separar a seres queridos, amigos y compañeros de trabajo. 

Aprendamos a hablar, a comunicarnos, y no dejemos nada a la interpretación, sobre todo, aquello que puede dañar una historia familiar, o de amistad, porque al final, lo que realmente vale para cada ser humano, es lo que dejamos en su corazón: la amistad, el amor, el cariño, la solidaridad. 

Que aprendamos a seguir este camino de la vida, observando nuestros pasos,  y no siempre el de los demás. Porque al fin y al cabo, el peso o lo ligero que podamos andar, dependerá de cada uno de nosotros, de qué soltamos y con qué nos quedamos.  

Hacer que este pedazo de su mundo sea maravilloso. Dejar atrás ese ego que solo sirve para alejar, para gloriarse de uno mismo, sin ver a los demás y caemos en la trampa del egoísmo.

Busquemos el equilibrio y apliquemos una regla que hemos aprendido: la de la “prioridad”, no te distraigas en aquellas cosas que no son relevantes, dale oportunidad a lo que realmente vale. Ya sea un sentimiento no expresado; cambiar una obligación por llevar mayor satisfacción al alma, como reconstruirte interiormente.

Porque olvidamos que la fuerza no está en nuestro temperamento o carácter o fuerza física, sino que está en eso que sacamos de las batallas perdidas; de las pruebas que nos han hecho llorar, o nos han llevado a la desesperación, a la desconfianza, a la impotencia. Está en eso que el Señor te ha ido mostrando en el proceso y que espera que tú lo asimiles, para que saques la fe que Él espera de ti. 

No dejes que llegue cada enero para comenzar lo que hoy ya sabes que debes dejar atrás y abrirte a lo que requiere tu alma y tu ser. Que ese barco que eres tú, siga anclado en el mismo puerto, viendo otros mover sus velas y asumiendo el viento y rompiendo las olas que solo servían para golpearte. Supéralas con actitud distinta, y llena de gratitud tu corazón. 

Soltemos las amarras que nos han impedido mirar al poder divino y dejar atrás lo que nos ha impedido ser mejores. Dejemos de lado todo peso, y el pecado que tan fácilmente nos acosa, y corramos con paciencia la carrera que se nos presenta”. Hebreos 12:1.

No sigas corriendo la vida como si no tuviera fin. Busca abrir tus ojos desde dentro, para que no postergues más lo que tienes que sanar, mejorar, transformar, para ser más humano. No esperes a que tengan que pasar otros 12 meses para avanzar hacia una nueva versión de ti, con mayor fortaleza interior y conciencia. Aprovecha esta nueva vuelta al Sol.