VISITA DE PABLO D’ORS AL PAÍS
Hna. Jenny Reyes
Ordo Virginum ASD
Por cuatro días, del 6 al 9 de noviembre, Santo Domingo respiró más despacio. Había llegado Pablo d’Ors —sacerdote, escritor y meditador español— y con él un rumor distinto, casi contracorriente: pausar, escuchar, atender, mirar hacia dentro. Su visita no fue un evento más en la agenda cultural de la ciudad, sino una invitación directa a cambiar de ritmo y de profundidad.
La primera cita fue el viernes, en el Auditorio de la Universidad Católica Santo Domingo. Bajo el título “Cultivar la interioridad: un desafío impostergable para la vida consagrada y presbiteral”, d’Ors se dirigió a religiosos, consagradas, sacerdotes, agentes pastorales y laicos. “Hacemos demasiado y nos escuchamos poco”, dijo con serenidad. Su voz no imponía: convocaba.
El sábado en la mañana, el Auditorio Juan Bosch, de la Biblioteca Nacional, fue testigo de la conferencia “La meditación cristiana: el paradigma de la interioridad”. D’Ors habló del silencio como quien introduce a un amigo antiguo.
Explicó que meditar no es una técnica ajena al cristianismo, sino un modo de oración presente desde los primeros monjes del desierto. “La meditación nos devuelve a lo esencial: respirar, estar presentes, dejarnos mirar por Dios”, expresó. Cuando afirmó que “una Iglesia que aprende a callar aprenderá también a escuchar mejor”. El auditorio completo guardó unos segundos de silencio que dijeron más que cualquier aplauso.
En la tercera conferencia habló de la tensión entre la vocación sacerdotal y la vocación literaria,
de los años de incertidumbre, de los libros que nacen desde la herida y del lento camino hacia
una palabra que ilumina. “Escribir es un acto de revelación. Uno no comunica lo que sabe; uno
descubre lo que no sabía que sabía”, confesó.
Explicó sus cinco etapas creativas: descubrir la vocación, morder el polvo, fiarse de la mano, ajustar la mirada y, finalmente, alumbrar. “Hay escritores que deslumbran y escritores que alumbran. Yo quiero pertenecer a los segundos”, afirmó ante una audiencia completamente entregada.




