¡La gastadera en Navidad!

0
12

Pedro Domínguez

Desde octubre, estamos en Navidad. Debemos ser de los países que más temprano inicia esa

festividad. Muchos europeos que nos visitan se asombran al ver arbolitos y luces instalados a casi tres meses del nacimiento de Jesús. 

Durante esta época, un tema resalta entre nosotros: ¿qué haremos con los chelitos que recibiremos? Por ello, estamos a tiempo, lanzo algunas reflexiones.

Me encantan las biografías. En la de Benjamin Franklin, el inventor, científico y político

estadounidense, sentenció: “Quien compra lo superfluo no tardará en verse obligado a vender lo

necesario”. Y esta frase resalta más en Navidad, donde, como me dijo un amigo, “ya vienen

llegando los reyes que se llaman Comprar, Gastar y Malgastar”.

En los próximos días, cientos de miles de trabajadores recibirán su salario de Navidad. El gobierno también estará dadivoso, entregando bonos o tarjetas de ayuda para aligerar la carga de los más pobres. 

Sé que a la mayoría, el doble no le rendirá lo suficiente y que, en el mejor de los casos y actuando con responsabilidad, apenas alcanzará para la cena de Nochebuena, regalar algo a sus seres queridos y tal vez hacer arreglos al hogar.

Otros, o los mismos, amortizarán las deudas acumuladas durante el año que transcurre, tratando de llegar a enero con menos dificultades. 

En fin, cada cual tiene sus problemas y buscará la manera de enfrentarlos, a sabiendas de que no habrá soluciones definitivas. Lo importante es que ese dinerito que entrará no sea derrochado, lanzado al viento, utilizado en caprichos pueriles.

Pronto abundarán las malsanas tentaciones, coqueteando con la pérdida del buen juicio. Hay

personas de escasos recursos económicos que gastarán en bebidas el equivalente de lo que requiere su hijo para continuar el año escolar con mejores condiciones. Y hay gente rica que se burlará de sus hermanos cuando en una noche despilfarrará cien veces más de lo que le paga en un año al jardinero de su mansión.

Evitemos los excesos en Navidad, que el mundo no se acaba en diciembre. Atragantarse con cosas insustanciales es absurdo, incluso es un irrespeto a nuestras familias, que de seguro tienen necesidades que merecen atención y recursos. 

Antes de vaciar nuestros bolsillos, pensemos en lo que falta en nuestro entorno. Prioricemos. Y destaquemos que nada como la Navidad (y Año Nuevo) para proponernos metas que en base a nuestro esfuerzo podamos lograr. 

Y un mensaje final: utilicemos con sentido común el salario de Navidad y lo que obtengamos por otras vías. Sería triste, por ejemplo, tener que vender o empeñar lo comprado. ¿Estás dispuesto a ahorrar y ser prudente en Navidad? Yo sí, me llevaré de mi consejo.

________________________