¿CÓMO NO CREER EN DIOS?

0
11

José Jordi Veras Rodríguez

A veces, algunas personas nos preguntan sobre el tema del atentado, asumiendo que responder nos causaría molestia, pero no, es posible que el recuerdo aún esté fresco, porque fue mucha gente que resultó afectada, física y emocionalmente. Sin embargo, hicimos una promesa al Altísimo, mientras sentíamos que la vida se nos iba, literalmente: “Señor, sálvame de esto por mis hijos, aún son pequeños, permíteme verlos crecer y si es así, daré testimonio de todo esto, una y otra vez, las veces que creas necesario”.

Hace años que dejé de hacer promesas a los hombres, pero las que le hago a Dios, las he cumplido, y cuando no lo hemos escuchado, sabemos las consecuencias que hemos sufrido.  Eso ha sido bueno, porque nos afianza en nuestra fe, frente a Él, y nadie más. Muchos pensarán, los que no nos conocen, que salir vivo del atentado, fue el único milagro que el Altísimo ha hecho en nuestras vidas y no ha sido así:

Hace más de veinte años, estábamos por formar familia y tener hijos se había convertido en una ofuscación, y fuimos a todo tipo de especialistas, sin embargo, los resultados siempre eran negativos. Llegando donde un urólogo amigo, luego de los últimos intentos y de una operación, dijo: “Jordi, puedes ser un gran tío”. Dejando claro que nuestra esterilidad era una realidad. Y le respondimos: “Doctor, tendremos nuestros hijos y será de forma natural”. Seguimos los tratamientos, pero con menos intensidad y mayor oración al Divino Niño, y lo pusimos todo en las manos de Dios.

En una última prueba realizada a Katty, y previo a tomar una decisión importante de ir fuera, ya Miranda estaba creciendo en el vientre de ella.  Eso mismo, un milagro había llegado a nuestras vidas.  

Una vez nacida, Miranda, nombre que habíamos escogido, aunque no sabía su significado, buscamos qué quería decir: Milagro, esperanza, y buena nueva. Nos quedamos en una pieza. Y dimos gracias de nuevo a Dios y al Divino Niño, por su intercesión.

Entonces, ¡cómo dudar de la presencia de Dios en cada uno de nosotros! Y nos hace recordar, con cada señal suya en nuestras vidas y la de gente que apreciamos, aquellas palabras que le fueron dichas a Josué, y frente al temor de cómo conduciría su pueblo, una vez desapareciera Moisés: “Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas. (Josué 1:9).

Cuando aceptamos la presencia de Dios en nuestros corazones, no tengamos temor ni vivamos en la duda, sino que seamos fuertes y valientes, porque Él siempre estará con nosotros.