BUENOS CONSEJOS

Por: José Jordi Veras Rodríguez

Vivimos convencidos de que algo muy difícil para todo ser humano, es tener la capacidad de reconocer sus debilidades y yerros, y poder asumir la responsabilidad y la conciencia de cómo mejorarlos. Porque tenemos la creencia de que, cada quien viene a este mundo a transformar quién es, porque de lo contrario, una parte de su tiempo en esta tierra, lo habría desperdiciado.

Existe el relato de una reflexión que escuchamos y deseamos compartir. Es la de un sabio que le expresó a su alumno que existían algunas pautas que debía seguir para mejorar quién era y no solamente una, como exclamaba el discípulo. Y le indicó  estos consejos. 

Debíamos cuidar nuestra mente, lengua, conducta y que en todo cuanto hiciéramos debíamos ser reflejo de Jesús.  Este es el resumen de estos siete consejos.

El primero es que cuando estés solo, cuida tu mente, esto bien lo indica, Prov. 23:7: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón”.

El segundo, cuida tu lengua, una palabra puede dar vida o muerte, suficiente para considerarse un misil o un arma destructora, dependiendo cómo la utilices. Tal como lo indica, Proverbios 18;21, “La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos”.

El tercero es que, cuando estés enojado, cuida tu temperamento, el mismo puede destruir lo que hemos construido con amor. Proverbios 16;32, “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad”.

El cuarto, cuando estés en grupo, cuida tu comportamiento, que tu manera de actuar predique más fuerte que tus palabras, esto lo reseñan las Escrituras en Mateo 5;16, indican: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

El quinto, cuando estés en problemas, cuida tus emociones, porque la desesperación, ansiedad, pueden nublar la fe, a través del miedo. Juan 14;1. “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí”.

El sexto, que cuando comiences a tener éxito, cuida tu ego.  No olvidemos que todo lo que tenemos viene de Dios. I Corintios, 4:7, cuando dice: “Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús.

Y cuando estés con otros, que no te vean a ti, sino que vean a Jesús y de qué manera puedes reflejar a Dios ante los demás, este es el mayor logro. 

El aprendiz comprendió dónde estaba lo realmente importante. Que el mayor de los éxitos está en lograr que a través de nuestro comportamiento y accionar, a quién los demás sientan y vean, sea la presencia de Jesús, porque un buen corazón está lleno de su amor.  Y de que, cuando tenemos en nuestro interior el deseo de aceptar lo que realmente debemos cambiar, lo hacemos conscientes de que nuestra mayor ayuda, vendrá de Dios. 

Nunca es tarde para poder mirarnos hacia dentro y darnos cuenta si realmente estamos siendo tocados por Jesús.