Testimonio 

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Miguel Gullón

Murió Víctima del miedo 

Se hizo un gran silencio cuando Dominga proclamó la oración de los fieles en la misa dedicada a las madres en la Capilla “Nuestra Señora de Fátima” de las Hijas de María en el batey “La Higuera” de El Seibo. Después de leer varias peticiones levantó sus ojos y dijo: “pidamos a Dios por todas las madres del mundo en especial las nuestras, las que por situaciones migratorias están dando a luz en sus casas por temor a ser deportadas. A pesar de las dificultades son valientes arriesgando sus propias vidas para dar vida. Oremos”. 

En esos momentos sentí rabia por la feroz persecución y cacería que se está dando a las personas migrantes haitianas o sus descendientes nacidas en tierra dominicana a cualquier hora del día y de la noche pero también alegría porque de forma humilde y valiente se está elevando la voz en contra de decretos tan inhumanos. 

En este sentido, el día 2 de junio de 2025 tuvo lugar la celebración “La solidaridad es mi bandera” organizada por el Colectivo Migración y Derechos Humanos donde se solicitó al Gobierno dominicano detener de inmediato la deportación de menores no acompañados, en aras de proteger sus derechos y garantizar su integridad. Asimismo, exigieron el cese de la detención y deportación de mujeres embarazadas y con sus hijos recién nacidos y personas envejecientes, por tratarse de grupos vulnerables que requieren atención humanitaria especial. Además demandaron la salida del personal de Migración de los centros de salud, señalando que su presencia allí atenta contra el acceso universal a la atención médica y genera temor en quienes buscan servicios esenciales. Uno de los momentos más fuertes del encuentro fue la denuncia reiterada de casos de agresiones físicas y sexuales, robos, operativos nocturnos sin orden judicial, separaciones forzadas de menores de sus padres y detenciones arbitrarias, incluso de personas con documentación en regla.

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La dureza de estas medidas se muestran más en la número 11 ocurrió en El Seibo; la onceava medida que  pide al personal de los hospitales del Servicio Nacional de Salud (SNS) exigir los siguientes requisitos: identificación, carta de trabajo y prueba domiciliaria; además deben pagarse los servicios brindados. En el caso de no cumplir con ninguno de estos requisitos el paciente será atendido y, una vez recuperado, repatriado inmediatamente. 

Un caso para reflexionar ocurrió en el Seibo el El día 17 de mayo de 2025, Lourdia Jean Pierre, haitiana de 32 años y embarazada, murió en el distrito municipal de Pedro Sánchez, víctima del miedo. A Lourdia le iniciaron los dolores de parto a las 5:00 de la mañana. Pero el temor a ser apresada y deportada, como tantas otras mujeres haitianas embarazadas en hospitales públicos, se quedó en casa. Allí, sola, dio a luz en el piso de su vivienda y falleció poco después, desangrada y con un fuerte temblor producto del terror vivido. Dejó huérfanos a dos niños. Tras el parto, los vecinos llamaron al 911. Su bebé fue llevado al Hospital Dr. Teófilo Hernández, pero el padre del recién nacido fue arrestado por Migración con intenciones de deportarlo, junto al niño, mientras el cuerpo de Lourdia quedaba tirado en el suelo, sin que acudiera un médico legista ni fiscal para levantar el cadáver. Finalmente, con la ayuda de algunas personas, se consiguió una caja y fue enterrada sin ser velada, como si su vida no valiera nada, como si no hubiese dolido a nadie.

Este modo de actuar, pues no se le puede llamar política, viola la dignidad de la persona pues el derecho a la salud es universal.