Por: José Jordi Veras Rodríguez.
Hace casi dos semanas, fue una de las más difíciles con la que ha tenido que lidiar este pueblo, porque tuvo que permanecer por varios días pendientes de las noticias por redes sociales y canales nacionales e internacionales, de todo cuanto acontecía en la tragedia del Jet Set.
Todos estábamos siendo testigos de cada persona que era sacada como sobreviviente, esperando que pudiera mantener la vida, o del dolor que se sentía cuando quien salía de aquella pista del terror era alguien que no había podido sobrevivir, y tener que escuchar y ver la desesperación de los seres queridos que, desde fuera, solo oraban para que su familiar pudiera haber logrado salir bien de entre los escombros por la caída de grandes y pesadas vigas de concreto.
Ante todo aquel panorama dantesco y de película de terror, se encontraban los rescatistas, así como todos aquellos que pertenecían a la gran cantidad de instituciones que fueron sumadas para enfrentar la tragedia que había comenzado la madrugada del martes y terminado el jueves próximo pasado.
El trabajo realizado por los rescatistas de la Defensa Civil fue encomiable y de mucho valor. Ahora bien, si bien solo veíamos mayormente a estos y también a los miembros del cuerpo de bomberos, la realidad del personal, voluntarios y demás participantes en este terrible evento fue mayor y diversa.
Acorde al informe ofrecido por el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), en esta labor de rescate y recuperación de sobrevivientes y personas fallecidas, estuvo compuesto de colaboradores, entre instituciones públicas y privadas. El mismo fue descrito de la siguiente manera: “pertenecientes a distintas instituciones del Estado dominicano y brigadas voluntarias, según el informe final presentado este viernes por el Centro de Operaciones de Emergencias (COE)”. “Durante unas 59 horas de operaciones ininterrumpidas, los equipos de respuesta realizaron labores de búsqueda, y rescate, logrando rescatar con vida a 189 personas y trasladar a 155 hacia centros de salud públicos y privados. El número de víctimas mortales fue de 221”.
Debemos sentirnos orgullosos del trabajo realizado de forma coordinada en todo momento y durante tantas horas, buscando rescatar la mayor cantidad de personas con vida, asumiendo la manera en la que se había producido el desastre, que la mayor parte de las personas quedaron a merced de vigas de concreto pesadas.
Se pudo sentir el nivel de compromiso de cada ciudadano que se acercó a brindar su ayuda, ya fuere donando o llevando comestibles y agua para los que hacían la peor labor. Sin dejar de lado, las más de 400 personas que fueron voluntariamente a donar sangre para los heridos.
No podemos dejar de mencionar la forma cívica en la que se comportó la ciudadanía, que en su mayoría acogió el llamado de que dejaran las vías utilizadas para trasladar a las personas que eran sacadas de aquel local, y también cómo, en su gran parte, dejaron de transitar en toda esa zona todos aquellos que no tenían nada que buscar por los alrededores. Fue un llamado acogido de forma colectiva.
Esto indicado más arriba fue resaltado por el propio informe rendido por el COE, cuando indica: “agradeció especialmente a las instituciones privadas, iglesias, restaurantes, farmacias y ciudadanos que apoyaron voluntariamente durante los días de emergencia”. “Una muestra clara del espíritu solidario que caracteriza al pueblo dominicano”.
De alguna manera, en esta Semana Mayor, necesitábamos ver un mensaje de solidaridad y apoyo, que fue enviado a través de tanta entrega de cada dominicano que estuvo en el lugar de los hechos o que, por medio de sus oraciones y de otras acciones, estuvieron presentes. Y podemos decir que fue la mano misericordiosa de Dios, puesta en ejecución ante los ojos de todos.
A pesar de tanto dolor, indignación, pérdida e impotencia, el pueblo dominicano se comportó, en su gran mayoría, a la altura de las circunstancias y con una empatía que retumbaba en el ambiente. Gran trabajo, dominicanas y dominicanos, dentro y fuera. Nuestro Señor Jesús, en verdad resucitó. Dios con nosotros.