Por: José Jordi Veras Rodríguez.
Mantener la calma en medio de la tormenta, no es nada fácil. Mantenerte fuerte en medio de los grandes vientos que remueven todo tu ser, no es sencillo. Cuando es puesta en duda toda acción que haces, no es tarea fácil. Pero hoy, el Señor te pide que no desmayes; que no desfallezcas. Que no permitas que el desaliento se apodere de ti.
Recuerda la Palabra: Isaías 26:3: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado”.
Me dirás que no es fácil y te responderé: claro que no. En ocasiones no es que te quedes estático a esperar que todo sea resuelto. Sino que puedas confiar en todo aquello que Él es capaz de lograr en ti, pero que de alguna manera, estés entregado a su voluntad, no asumiendo desesperación ni dejar de cada día, alabarle y orar confiado.
Busca la calma que solo Él es capaz de ofrecerte en medio de esa tormenta. Esa que viene cargada de presión de todo tipo de temas, que por sencillos que sean, ya el cúmulo de todo se ha llenado la copa y hasta rebosa. Si has estado en esa situación, puedes comprender lo que supone para otros lo que es mantener la paz en la adversidad.
Dice una canción, “que puedes tener paz en la tormenta, porque el Señor guiará tus pasos”. Para llegar a comprender algo parecido y pensar que puedes reaccionar con calma mientras recibes los embates de los vientos de todo tipo de problemas, es si tienes ese pensamiento inscrito en tu corazón y tu mente, de que El será tu aliento, fuerza, esperanza, paz y consuelo, en medio de todo aquello que estás pasando, atravesando y que tu mente intenta traicionar diciéndote todo lo contrario.
Dale más chance al gran amor que te tiene Él, que a lo que puedas recibir en desaliento.
Hoy es el día en que debes permanecer de pie, mañana tendrá su propio afán. Déjale a Él tus ansiedades.
“Espera en el Todopoderoso, esfuérzate, y Él alentará tu corazón. Sí, espera en Jesús”. No es una frase cualquiera, es la propia Palabra de Dios, buscando recordarte que como en otras ocasiones, El estará presente contigo, pero debes hacerlo tú mismo con su presencia, no cerrarle las puertas, ni tampoco darle la espalda.
Todo aquello que hoy puedas estar padeciendo, solo busca algo bueno en ti, busca que transformes en ti lo que hoy es tu debilidad, en una verdadera fortaleza y por qué no, que seas un digno testimonio de su trabajo en ti, a través de las grandes pruebas que hoy busca que superes y no que ellas te superen a ti.
A veces sentir que puedes reconocer que solo no puedes, no es considerarte menos o débil, sino que ese quiebre lo requieres para tu transformación. Resiste y confía.
“Tu quiebre es el puente a tu transformación”.