Un llamado a volver al amor de aquel que nos amó
Segunda parte
3. La encíclica Dilexit NOS en la visión del P. Antonio Spadaro, sj.
Según el Padre A. Spadaro sj, con esta última encíclica, el Papa indica los valores fundamentales al mundo marcado por los conflictos y la insensibilidad: hoy domina la medida “inteligente” de la existencia y Francisco invita a redescubrir el corazón “como el centro unificador que da sentido a lo que vivimos,” y a sentirse amados por Dios.
El Papa Francisco que, siempre se ha sentido un pecador salvado por el amor del Señor, en la encíclica Dilexit NOS invita a redescubrir la misericordia de Dios, y a entender cómo el Señor nos habla a través de nuestras emociones interiores”. El documento es “expresión de la espiritualidad de Francisco” y “la clave de lectura de todo su pontificado”. Con esta encíclica, pide al mundo, “que está perdiendo el corazón” y la sensibilidad humana, que recupere los valores fundamentales.
De esta manera, el tema de la misericordia, por tanto, del corazón que se hace cercano, prójimo, que ama profundamente, los sentimientos, las “emociones interiores”, como decía San Ignacio, están también en el corazón de Francisco, que se mueve por el discernimiento. El discernimiento es tratar de entender cómo habla el Señor a través de las emociones interiores que se dirigen claramente al corazón y da prioridad al amor del Señor y la conversión que es el fruto de este amor.
Es a través de este amor que podemos establecer lazos de fraternidad, pero también cuidar juntos de nuestra casa común. Ciertamente, el corazón está en el centro tanto de lo espiritual como de lo social.
Y a la pregunta: ¿Por qué el Papa Francisco ha elegido este momento para dedicar una encíclica al Sagrado Corazón de Jesús? El P. Spadora responde: Quizás porque le preocupa que esté avanzando una “religiosidad sin referencia a la relación personal con un Dios de amor”, y que el cristianismo esté olvidando “la ternura de la fe, la alegría de la entrega al servicio, el fervor de la misión de persona a persona”.
Una razón importante es la percepción de que la sociedad está perdiendo el corazón. Por ejemplo “ver llorar a las abuelas, sin que esto sea intolerable, es signo de un mundo sin corazón”. Se refiere a las guerras, a los soldados muertos, al hecho de que el mundo ahora mismo está dividido y vive con una gran herida abierta, debido a la insensibilidad, a la falta de voluntad para buscar una solución a los problemas que surgen. Nuestra sociedad está perdiendo su corazón y necesita que se le recuerden los valores fundamentales.
La segunda razón es que nos estamos convirtiendo en esclavos de los engranajes del mercado, de los algoritmos, de la dimensión “inteligente” de la existencia, por tanto, de la eficacia, por un lado, y por otro de una dimensión más instintiva, absolutamente libre, desenfrenada. Hemos perdido el centro unificador que da sentido a lo que vivimos, es decir, al corazón. Este llamamiento es profundo y responde a una necesidad de nuestro tiempo.
Por último, el documento nos pide no burlarnos de las expresiones de fervor del pueblo de Dios, que en su piedad popular busca consolar a Cristo. El lugar que ocupa la piedad popular en el magisterio de Francisco es muy importante, porque la fe del pueblo sencillo se manifiesta a través de la devoción y de las imágenes. Una de las razones por las que el cristianismo puede estar en crisis es porque ya no encuentra las palabras y las imágenes para decir, para expresarse. La piedad popular es una fuente aurífera, podríamos decir, de imágenes, de palabras para expresarse, y en el fondo está profundamente conectada con lo que son los sentimientos más humanos, pues es una espiritualidad, la del pueblo, está profundamente ligada a la historia, a las sensibilidades humanas y las sensibilidades demasiado intelectuales, racionales, corren el riesgo de abstraer al hombre de su propia realidad.
Y la fe corre el riesgo de convertirse en una gnosis, además de para unos pocos entendidos, para una élite, cuando es en el pueblo donde se encuentra el corazón cálido de la fe.
Sólo en el amor, en el Corazón de Cristo, está la fuente del amor y de la vida, y la encíclica nos invita a volver al Corazón de Jesús para vivir según su corazón manso y humilde.
Amigo, amiga, por favor, no pierdas la oportunidad de leer y meditar el mensaje de esta Carta del Papa Francisco, como preparación al próximo Año Jubilar 2025 que viviremos, Dios mediante, como peregrinos de la Esperanza. Amén.