Mons. Valentín
Reynoso (Plinio), msc
El pasado jueves 24 de octubre de 2024 se hizo pública la Carta Eníclica del Papa Francisco con el nombre de: Dilexit NOS, frase en latín que
significa “Nos amó”. Este documento hace un extenso análisis sobre el “amor humano y al Corazón de Jesucristo” y afirma que el amor de Cristo es capaz de darle corazón a esta tierra y reinventar el amor allí donde pensamos que la capacidad de amar ha muerto definitivamente.
- ¿Qué es una encíclica?
Una encíclica es una carta con orientaciones del Santo Padre hacia obispos, fieles de la Iglesia católica y, en general, a todos los hombres de buena voluntad. La Encíclica magisterialmente, es considerada de mayor importancia que una exhortación o una carta apostólica y suele
contener referencias de sus predecesores; así como una sólida argumentación teológica.
Las tres encíclicas que preceden esta publicación en el pontificado de Francisco son: La Lumen fidei, (La luz de la fe) que comenzó Benedicto XVI pero culminó Francisco y se publicó en 2013; Laudato si’, con énfasis en la ecología integral y publicado en 2015 y Fratelli tutti, inspirada en san Francisco de Asís y publicada en 2020.
- Síntesis del documento
He aquí una breve reseña para conocer las líneas generales de la carta, para despertar en los lectores del Periódico Camino el deseo de conocer, leer y asimilar el contenido de esta joya que el Papa Francisco nos ha regalado sobre el Corazón de Jesús para que, descubriendo su contenido, sintamos la necesidad de volver a la devoción del Sagrado Corazón de Jesús y de beber con gozo de la fuente de su amor.
Cuando muchas personas buscaban en diversas propuestas religiosas su salvación, su bienestar o su seguridad, Pablo, tocado por el Espíritu, fue capaz de mirar más allá y de maravillarse por lo más grande y fundamental: «Me amó». Jesús nos amó primero y se entregó
por nosotros.
La consagración al Corazón de Cristo «se ha de poner en relación con la acción misionera de la Iglesia misma, porque responde al deseo del Corazón de Jesús de propagar en el mundo, a través de los miembros de su Cuerpo, su entrega total al Reino». En los frutos de servicio, fraternidad y misión que el Corazón de Cristo produce a través de nosotros se cumple la voluntad del Padre.
Por eso, necesitamos volver a la Palabra de Dios para reconocer que la mejor respuesta al amor de su Sagrado Corazón es el amor a los hermanos, no hay mayor gesto que podamos ofrecerle para devolver amor por amor.
El corazón hace posible cualquier vínculo auténtico, porque una relación que no se construya con el corazón es incapaz de superar la fragmentación del individualismo.
El inevitable deseo de consolar a Cristo, que parte del dolor de contemplar lo que Él sufrió por nosotros, se alimenta también en el reconocimiento sincero de nuestras esclavitudes, los apegos, las faltas de alegría en la fe, las búsquedas vanas, y, más allá de los pecados concretos, la no correspondencia del corazón a su amor y a su proyecto.
Más hondo se vuelve el deseo de consolar al Señor más se profundiza la compunción del corazón creyente. Sólo su amor hará posible una humanidad nueva. El hecho es que sólo el Señor nos ofrece tratarnos como un tú siempre y para siempre. Aceptar su amistad es cuestión de corazón y eso nos constituye como personas en el sentido pleno de la palabra.
Una encíclica es una carta con orientaciones del Santo Padre hacia obispos, fieles de la Iglesia católica y, en general, a todos los hombres de buena voluntad.