El Señor me devolvió la vida

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Santiago.- Entre alabanzas y cánticos de agradeci­miento a Dios, la familia Martínez Tejada ce­lebró con gran regocijo una misa de Acción de Gracias el pasado do­mingo 28, por la recupera­ción de la salud del presidente de asamblea y estudiante de término de diaconado permanente, Félix Alberto, quien después de ha­ber permanecido duran­te más de tres meses hospitalizado, en estado de­licado, ya recuperó su salud.

La misa fue presidida por el padre Pablo Ariel López, de la Parro­quia Corazón de Jesús, del Politécnico Ntra. Sra. de las Mercedes, en Los Jardines Metropolita­nos.

 

Palabras del padre Pablo Ariel:

 

Quiero unirme a la acción de gracias de esta familia, donde Dios ha actuado de una ma­nera impresionante, co­mo sólo Él lo sabe ha­cer. “Dad gracias al Señor porque es bueno, por es eterna su misericordia”. Dios sigue obrando, por eso le de­bemos creer.

Félix vivió su desierto… en el que pudo ex­perimentar dolor, an­gustia y hasta miedo, pero igual entendió que los propósitos de Dios estaban por encima de todo eso, y no se dio por vencido en su lucha junto a los médicos y su familia, por recuperar su salud…”

Esta celebración ha sido una pequeña parte del gran testimonio que tengo que dar, junto a mi familia, el milagro que Dios, por más de una vez, en estos tres meses y 11 días que estuve hospitalizado, consecuencia de una cirugía que se compli­có, ha permitido que hoy pueda estar con vida y aquí. Como ha dicho un amigo muy querido: “Dios me negó la visa varias veces…!”

El Señor nos ama, y todas las cosas que permite nos ayudan a bien, como dice Romanos 8:28, incluso las pruebas y las tribulaciones. Por tanto, mi gratitud eterna a Él, quien nos da nuevamente una muestra de su grandeza, devolviéndome la salud ya casi por completo.

Sin abundar mucho, ha sido fuerte esta prueba, tan fuerte que en ocasiones el sufrimiento y el dolor físico me hacían sentir desespe­ranza y cansancio, pero a través de la oración siempre podía volver a pedirle a Jesús y a la Virgen fortaleza, pa­ciencia y fe.

Gracias a todos por sus oraciones, su cariño, su apoyo y manifestaciones de solidaridad.  A mi familia, mi bien más preciado: mi espo­sa Elba y mis hijos Félix Eduardo y Elba María, a mi madre que desde el cielo cuida de mí y que hoy, 28 de marzo, precisamente cumple 10 años de ha­ber partido. A mi padre, mis hermanos, mis so­brinos, a la fami­lia de mi esposa, a nues­tro párroco, a nuestros amigos, compañeros de trabajo, compañeros de la escuela de diaconado, hermanos de la Iglesia, a tantas personas que hasta sin conocerme me incluían en sus oracio­nes diarias, simplemen­te ¡Gracias!

Agradezco a los mé­dicos que durante estos meses se ocuparon de restaurar mi salud: Dr. Iván Martí­nez y el Dr. Bolívar Te­jada, los mé­dicos de la familia; y del Hospi­tal Metropoli­tano de San­tiago, el Dr. Luis Peral­ta, Dr. Rubén Rus­sell, Dra. Gloria Ve­láz­quez y Dr. Juan Félix Capellán, gracias por su profesionalidad, sabidu­ría, cer­teza y paciencia; también a los residen­tes, a todas las en­ferme­ras, al personal admi­nistrativo de la 5ta. Norte, al equipo de nu­tri­ción, a todos por su trato eficiente y afec­tuoso, mu­chas gracias y bendicio­nes.

Termino con este versículo, que es una promesa de Dios para todos nosotros: “No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo.  Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán su paz, que supera todo lo que po­demos entender. La paz de Dios cuidará su cora­zón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.  Filipenses 4: 6-7.

GRACIAS! Félix.

El coro Emaús Muje­res acompañó con sus cantos esta hermosa ce­lebración.

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