Por: José Jordi Veras Rodríguez.
Desde ahora, y hasta el mes de junio estaremos escribiendo sobre hechos o situaciones por las cuales dar gracias y aunque sea de asuntos de tipo personal, lo que buscamos es recordarnos lo importante que es para aplicarlo a nuestra vida de forma diaria, es mantener siempre la gratitud.
A veces estamos tan inmersos en problemas, dificultades o en el día a día, que nos dejamos robar de detalles simples pero que son tan importantes como lo más esencial, porque forman parte del todo y nos hacen lo que somos.
En este mes que celebramos el día de las Madres, no deja de ser nostálgico y que llegan a lo más profundo de nuestros corazones, principalmente, aquellos que no tenemos a mamá con vida física, aunque permanece su legado, ejemplo y recuerdos, que nos llenan de amor el espíritu para calmar su ausencia de que pueda abrazarnos una vez más y escuchar sus palabras alentadoras y tiernas.
Hace diecinueve años que nuestra madre partió de este mundo terrenal para estar por siempre en cada corazón de quienes le amamos y disfrutamos mientras estuvo entre nosotros. Con el tiempo hemos entendido, que ella había cumplido su rol en esta parte porque lo dio todo como ser humano, como madre, abuela, hija, hermana, esposa, camarada y ciudadana. Cuando pierdes un primer amor como es la madre, es como si se te desprendiera un pedazo de ti, y sabes que nunca se va de ti, permanece contigo y más si siempre la tienes presente en tu mente y sentir del alma.
La vida es frágil y a la vez un tesoro cuando sabemos valorar cada experiencia que aprendemos o atravesamos. Por esto, cuánto tiempo perdemos, en nimiedades, discusiones, conflictos, controversias, entre otras cosas, y que lo único que hacen es quitarte energía de la buena, tiempo con ese y otro ser querido, tranquilidad, y sobre todo y lo más importante, paz.
No dudes hoy, que lees este escrito, el tiempo de no abrazar a tu madre, bésala, bríncala, baila con ella, disfruta con ella, hasta en algo simple como compartir un café o estar agarrado con ella de la mano. Que el orgullo o el creer que por ser hombre no puedes mostrar lo que sientes, tíralo a la basura del olvido y asume el presente, el ahora, el de poder sentirte un ser humano bendecido, que ama, y permite que eso llegue de nuevo a ti para que te impida olvidar que todo pasa, lo bueno y lo malo, y que lo único es vivir a sabiendas que el reloj te va descontando segundos, minutos, horas y días, no es que lo estás ganando. No sigas permitiendo que la vida continúe, sin que despiertes a recordarte que la vida es un soplo, y así como llega, se aleja, a través de la muerte, que no es el fin, pero es el otro lado de la acera.
En este día glorioso, que en nuestro país recordamos a quienes nos dieron la vida. A quienes se sacrificaron por nosotros una y otra vez. A quienes nos mostraron la primera manera de amar y de sentir dolor. A quienes tenían siempre una palabra fuerte para hacernos recapacitar o una frase dulce, para tocarnos el corazón y el alma, y que cuando ellas estuvieran ausentes, no dejáramos de recordar, el por qué dar gracias, y el por qué estar feliz, con su recuerdo o con su abrazo, en esta fecha.