17. Los Ángeles, defensores de los lazos familiares

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El Concilio Vaticano II afirmó que la salvación del hombre y de la comunidad humana y cristiana está estrechamente ligada a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar. Si el matrimonio y la familia, a pesar de las innumerables dificultades, conservan su estructura básica, la vida del hombre y la mujer brilla con toda su belleza natural y sobrenatural. Sin embargo, cuando la verdad sobre la familia y el matrimonio se ha oscurecido, es difícil comprender plenamente su propia dignidad y su vocación fundamental a una comunidad de amor y vida.

Hoy existe un conflicto entre los intereses de los individuos que buscan subordinar todo a su beneficio. Por tanto, la familia, centro de numerosos problemas y tensiones, se ve gravemente afectada por la crisis moral y social de nuestro tiempo.

En un pequeño pueblo, en medio de un paisaje pintoresco y lleno de historias, vivía una familia cuyo amor y devoción por los lazos familiares eran tan profundos como las raíces de los antiguos árboles que rodeaban su hogar. En este hogar, la madre, doña Elena, era el pilar que sostenía con firmeza a sus seres queridos, infundiendo amor, sabiduría y compasión en cada rincón de sus vidas.

La historia de esta familia estaba marcada por una tragedia que amenazaba con romper los lazos que los unían. El hijo mayor, Sebastián, había caído en malos pasos y se había alejado del camino recto y honesto que su madre tanto anhelaba para él. Sumido en la oscuridad de sus decisiones erróneas, Sebastián había olvidado el valor de la familia y el respeto hacia su madre.

Doña Elena, ella nunca perdió la fe en la redención de su hijo para rescatar a Sebastián del abismo en el que se encontraba. Con cada palabra de aliento, cada gesto de ternura y cada acto de perdón, ella demostraba el verdadero significado del amor incondicional y la importancia del respeto hacia la madre como fuente de vida y sabiduría.

El camino hacia la redención de Sebastián no fue fácil ni libre de obstáculos, pues enfrentó sus propias batallas internas y luchó contra sus demonios personales para poder reconciliarse con su pasado y encontrar su verdadero yo.

A través del ejemplo inspirador de doña Elena, Sebastián se transformó.  El amor familiar genuino y el valor inquebrantable de honrar a quienes nos dieron la vida venció todos los obstáculos.

Esta historia muestra lo importantes que son los lazos familiares, de los cuales muchos se olvidan. Aun así, están custodiados por ángeles. Ante las dificultades y las experiencias dolorosas, apoyan a las personas, dándoles fuerza y ​​esperanza.

Los santos ángeles, contemplando el Misterio de la Santísima Trinidad, miran también con admiración los vínculos humanos de amor que tiene su entorno natural en la familia, compuesta por padres e hijos. Cubran con su manto protector a todas las familias y protégelas de la discordia y la desintegración.

Dense prisa para ayudarlos, especialmente cuando experimentan dificultades y tormentos u otras experiencias dolorosas. Amén.