Por: Isabel Valerio Lora, MSc.
‟Nada puede darte paz, excepto tú mismo.” Ralph Waldo Emerson
El desequilibrio sostenido entre ingresos y gastos predominantes en clase baja y media, generalmente manejado con deudas y fastidiosas privaciones, tiende a concentrar las energías psicológicas en los problemas económicos y a acelerar el estrés financiero, poniendo en riesgo pilares importantes como la manutención de los hijos o la vivienda.
El estrés financiero se define como el sentimiento de angustia ante una mala situación financiera y puede provocar depresión, alteraciones en el sistema inmune, falta de concentración, cansancio excesivo o cambios de comportamiento. La manifestación de dichos malestares, generalmente repercute en las relaciones familiares y de pareja. (Coca, 2021).
Perder el trabajo es uno de los principales motivos de estrés financiero. De repente, las perspectivas financieras de una familia cambian por completo. Las personas cuyos gastos fijos en préstamos o alquiler superan el 40% de sus ingresos suelen convivir con una sensación de ahogo financiero constante. Esto les puede conducir a la ansiedad por falta de dinero.
Algunas personas afrontan mejor que otras los estresores financieros, los riesgos y tienen más resiliencia. (Montpetit et al, 2015).
Según Financial Health Institute, el estrés financiero es la condición resultante de eventos financieros y/o económicos que crean ansiedad, preocupación o una sensación de escasez, y está acompañada por una respuesta de estrés fisiológico.
A medida que aumenta el estrés financiero, disminuye el estado de salud financiera, creando también un efecto perjudicial sobre la salud física. Un estudio del Reino Unido ha demostrado que ésta condición puede afectar el sistema inmunológico, nervioso y hormonal
Otros síntomas relacionados con el estrés financiero:
Problemas para conciliar el sueño o episodios de insomnio. Algunas personas se pasan horas dándole vueltas a preocupaciones asociadas con el dinero, y esto les impide dormir. De la misma forma, la calidad del sueño en una persona que sufre estrés financiero también es pobre. Tienden a despertarse varias veces durante la noche y desarrollar un sueño más ligero.
Dolores físicos como cefaleas, problemas gastrointestinales o la tensión arterial alta son frecuentes. Incluso algunas personas padecen problemas cardíacos.
Inestabilidad emocional. Ciertas personas tienden a ser más pesimistas.
Irritabilidad.
Apatía y tristeza constante.
Tener frecuentemente la sensación de que estás económicamente apurado.