José Jordi Veras Rodríguez.
A veces debemos preguntarnos: ¿Qué pasa con nosotros en el ámbito de la violencia? ¿Dónde están esas grandes cualidades que estábamos acostumbrados a mirar de respeto y decencia y amabilidad? Indicamos esto, porque los niveles o el tipo de respuesta y actitud que estamos viendo en cualquier parte donde nos encontremos, es de responder de forma agresiva que se manifiesta en forma muchas veces con un final no planificado y grave.
Hace poco el gobierno y la institución policial, dieron a conocer sobre la cantidad de homicidios que se produjeron en el año que acaba de transcurrir, 2023, y resultaron que el total fue de 1475, pero esa cifra, solamente el 24.3 por ciento corresponde a la delincuencia.
Que 669 homicidios o sea, el 45.4 por ciento, fue fruto de conflictos sociales. ¿Qué son estos? Muy fácil, aquellos que son consecuencia del carro mal parqueado en un residencial o en la calle; por el roce entre un motor o vehículo con otro; en el vecino que no respeta a los demás, ya fuere con el perro que tiene que no deja de ladrar o con la música a todo volumen.
Hemos llegado a tanto, que la mayor parte de los dominicanos no saben o no se acostumbran a vivir en apartamentos o residenciales comunes, porque no pueden respetar las reglas o estar consciente que debe pagar su mensualidad de mantenimiento; o que no debe lavar los vehículos si esto se encuentra prohibido o regulado de forma organizada. No sabemos vivir en comunidad, porque deseamos imponer nuestro parecer sin importar la colectividad y eso que vemos en pequeñas comunidades o edificio de apartamentos, es lo que vemos en las calles y en todas partes.
Entonces, tiene que llamarnos poderosamente la atención esas cifras indicadas más arriba, que muestran el tipo de actitudes que estamos asumiendo ante una circunstancia determinada. No estamos sabiendo dialogarla, sino pelear o discutir y tomando decisiones que luego que la pensamos de forma fría y sosegada, nos despertamos sabiendo que algo se apoderó de nosotros, en un momento de ira y soberbia.
Bien decía el Maestro de Galilea: “cuídense de lo que entra a sus corazones, no tanto de lo que viene de fuera”, es lo que nosotros albergamos y le damos alojamiento en nuestro interior, aquello que nos daña y nos afecta de forma negativa.
Es cierto que luego de la pandemia fueron muchos los que se vieron afectados por depresión y ansiedad. Y que fueron muchos cambios lo que se han dado fruto de la misma. Ahora bien, esta referencia de ese informe presentado sobre que la mayor parte de los homicidios fueran fruto de conflictos sociales, o sea, del trato y el tipo de conducta asumida ante una situación entre las personas.
¡Atendamos la violencia!