El papa Francisco para la Jornada Mundial de Oración por los Enfermos nos habla sobre los necesitados. Recuerda, que el primer cuidado que tenemos a realizar hacia los enfermos y necesitados es a través de una cercanía llena de compasión y de ternura. Quiero compartir dos historias, que comprueban las palabras del Papa. La primera es de Tereliza Braun. Es polaca, que murió el 2023. Fue una voluntaria, activista social, educadora, ángel guardián de los abandonados. En Nueva York probablemente la llamarían streetworker. (Trabajadora de calle). Vivía entre personas sin hogar, alcohólicos, personas marginadas, pérdidas y necesitadas. Con una gastada mochila de cuero y puesta a la espalda caminaba por las calles todos los días, para ayudar y rescatar a los necesitados. Otra historia es de Julia Mclntosh: “Mi cuerpo es diferente, incómodo. Mis brazos y piernas están discapacitados, flácidos. Tengo brazos y piernas torcidos. Veo que la gente no me mira cuando paso junto a ellos en silla de ruedas. Simplemente doblan la cara y se dan la vuelta. Prefieren fingir que no existo en absoluto. Esto hiere mis sentimientos y me hace llorar por dentro. ¡Pero quiero decirles que no soy yo en absoluto! Por dentro, en lo profundo de mi alma, soy bella, ligera y libre. Mi cuerpo comienza a morir lentamente. Estoy feliz por esto, porque cuando mi cuerpo muera, seré completamente libre. Podré correr por el cielo, reír y nadar. Siento que este día se acerca. Aún no, pero pronto. Lo sé, aunque no entiendo cómo es posible. Quizás porque Dios me dio un cuerpo discapacitado, pero me recompensó con un corazón sensible y el don de ver a través de los ojos de mi alma”.
Estas palabras fueron escritas por Amy Brookes, de doce años, una querida amiga y contemporánea de Julia McIntosh, que estaba gravemente enferma. Amy comprendía cada movimiento de su mano, de sus ojos que hablaban y los delicados movimientos de sus labios, porque no hablaba.
Podemos ver, que no solo historias del Evangelio o una historia del siglo pasado hablan de cómo ayudar a los necesitados, enfermos. Cuidar al enfermo en su necesidad, es ser su amigo, significa, ante todo, cuidar sus relaciones con Dios, con los demás, con la creación y consigo mismo.
A Julia, Dios bendijo en la persona de su madre y del médico que la atendían muy bien. Julia y su amiga Amy se convirtieron en la voz de quienes no la tienen, para recordarnos que significa ser necesitado. En nombre de todos los enfermos y necesitados agradezco a los ministros de los enfermos su entrega y testimonio. Ustedes son ángeles de nuestro tiempo. Ustedes traen a Jesús a las vidas de los enfermos. Gracias.
Santos ángeles, en los maravillosos planes de la Providencia de Dios, algunos niños participan de manera especial de los sufrimientos de Cristo a lo largo de su vida. Ayúdenlos y a sus padres y seres queridos a transformar este sufrimiento en fuentes de gracia y santificación. Amén.