“¡La madera pura, buena y seca nunca se hundirá!” Cuánto más Cristo, el Señor, tiene poder para salvar al hombre, no sólo de los peligros de la vida terrenal, sino sobre todo del peso del pecado y de la muerte eterna. Los santos ángeles lo ven perfectamente y quedan llenos de asombro y deleite ante el misterio de la cruz de Cristo. Ven con visión sobrenatural los milagros que realiza la señal de la cruz al absolver en el sacramento de la Penitencia, al dar la bendición e incluso, con la señal de la cruz que los cristianos piadosos hacen varias veces al día.
Por eso es bueno que se coloquen cruces en las paredes de nuestras casas y apartamentos, en las aulas de las escuelas, en las oficinas y en los lugares de trabajo, y que estén sobre las tumbas de nuestros seres queridos fallecidos. Allí donde aparecen, son un signo elocuente de esperanza y de alivio del dolor.
El hecho de que la cruz de Cristo tiene un poder especial también lo saben los espíritus malignos que tiemblan al verla o se ven obligados a alejarse cuando una persona hace la señal de la Santa Cruz o lleva consigo una cruz o un rosario. El poder de la cruz de Cristo golpea a los enemigos de Dios en la cara. Por eso, tratan de eliminarlo de nuestros hogares, de las escuelas, de los libros, de la vida pública, y luego borrarlo de nuestros corazones y mentes.
Para nosotros los cristianos, la cruz de Cristo es el signo del amor supremo de Dios a los hombres. Creo que los santos ángeles, contemplando los misterios de Dios, saben qué medicina espiritual es para nosotros todo lo relacionado con la obra de redención que acaba de realizarse a través de la cruz de Jesucristo, por eso llaman constantemente nuestra atención sobre la cruz.
En cierto sentido, hacen todo lo posible para que lo notemos y lo apreciemos mucho, para que de vez en cuando hagamos piadosamente la señal de la Santa Cruz, para que vayamos regularmente a la Santa Misa. En ella se enfoca de la manera más perfecta el misterio de la muerte y resurrección de Cristo.
No hay duda de que los santos ángeles nos conducen hacia donde podemos disfrutar abundantemente de los frutos de la redención, donde podemos sumergirnos en las profundidades místicas del Misterio Pascual, que cada Santa Misa hace perfectamente presente. Al hablar del misterio de la cruz de Cristo no debemos olvidar su otro significado. Creer en Cristo significa, según sus palabras, morir a ciertos aspectos del yo para poder vivir con Él. Esta muerte a uno mismo suele denominarse doctrina de la cruz.
Santos ángeles, les pedimos que, contemplando la obra salvadora de Dios, realizada en el misterio de la cruz de Cristo, dirijan nuestros ojos y corazones a este inestimable signo de salvación y nos defiendan del mal. Amén.