Por: Isabel Valerio Lora, MSc. Email:isabelvlora@gmail.com
″ ¿Merece la pena vivir la vida?″ Todo depende del vividor.″ William James.
La adolescencia es un período de crisis, los cambios normales del desarrollo combinados con otros eventos (divorcios, mudanzas, cambios de escuelas – amistades y pérdidas familiares- materiales) pueden ser muy abrumadores y desencadenar incertidumbre, frustración e incapacidad de tomar decisiones adecuadas.
Según un informe de la OMS (2001:7), “tener ocasionalmente pensamientos suicidas no es anormal. Estos son parte de un proceso normal de desarrollo en la infancia y adolescencia al tratar de elucidar los problemas existenciales cuando se trata de comprender el sentido de la vida y la muerte.
El suicidio es la tercera causa de muerte entre los 15 y 24 años de edad. De acuerdo con el Instituto Nacional de la Salud Mental (National Institute of Mental Health).
La OMS define el suicidio como un acto deliberadamente iniciado y realizado por una persona en pleno conocimiento o expectativa de su desenlace fatal.
El 10 de septiembre Día Mundial de la Prevención del Suicidio.
Cuando su hijo habla o escribe sobre el suicidio, En lugar de reaccionar de esta manera: “Eso es algo ridículo para decir”. “Tienes una gran vida, ¿por qué la terminarías?”. “No querrás decir eso”. “¡No puedo creer lo que estoy escuchando!”.
Maneje sus propios sentimientos para que pueda responder con empatía: “Parece que tienes un dolor tremendo y no puedes ver una salida”. “Tal vez te estés preguntando cómo la vida se volvió tan complicada y difícil”. “En este momento, no estás seguro de las respuestas a los problemas que enfrentas”. “Debes estar realmente, realmente dolido por dentro para considerar terminar con tu vida”.