Quien habla de paz y no la hace, está en contradicción, y quien habla de paz y favorece la guerra con la venta de armas, es un hipócrita.
Así nos habla el Papa Francisco, ferviente defensor de la convivencia armoniosa entre los seres humanos.
Sin embargo, los líderes de las grandes potencias van por caminos paralelos, fomentando el odio y la división, trayendo como consecuencia realidades tan dolorosas como éstas: La invasión de Rusia a Ucrania ya ha dejado más de 200 mil personas muertas, y en Sudán del Sur pasan de 400 mil las víctimas durante los últimos años.
Como ha dicho el Santo Padre, estamos viviendo la Tercera Guerra Mundial a pedazos, y cada día surgen nuevos conflictos en diferentes partes del mundo.
Aterroriza pensar que estamos llegando a un punto muy peligroso de una conflagración mundial, mientras tanto la industria de las armas crece a ritmo acelerado.
Y no tiene sentido que los avances científicos y tecnológicos que ha logrado la humanidad estén al servicio de la muerte.
Oremos al Creador para que la sensatez prevalezca por encima de las actitudes belicistas de quienes dirigen las grandes naciones. El mundo quiere paz.