El sentir de una maestra jubilada

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Ada Jiménez

La Asociación Dominicana de Profesores, ADP, en estos últimos días se ha mo­vilizado reclamando dife­ren­­tes reivindicaciones, entre las que se encuentra un au­mento de salario, y un seguro médico digno para pensionados y jubilados.

Cuando en noticieros televisivos vi entre la multitud a al­gunos de mis colegas pensionados transitar por las ca­lles, portando pancartas y car­teles reclamando una pensión digna, en mí hubo una mezcla de sentimientos. Volví a recordar esas nutridas marchas, desafiando el gobierno del doctor Balaguer, reclamando especialmente libertad de ex­presión y derechos de asociación. 

Recuerdo que fuimos bom­bar­­deados, llamados aves de pa­so, pero nada nos amedren­tó, y es así que nace nues­tra gloriosa ADP, que desde ese momento ha sido el instrumento de lucha para lograr reivindicaciones y me­jo­ría pa­ra todo el sistema e­du­cativo. 

Muchos de esos colegas también marchan hoy, aunque sus rostros surcados por las arrugas y con esas miradas de cansancio, auguran que faltan fuerzas para largas ca­minatas como en los viejos tiempos.

Fuimos maestros por voca­ción. Dimos al país los me­jores años de nuestras vidas. Sin muchos recursos, pero con mucho amor y empatía preparamos los profesionales de hoy.

En este momento se exige una pensión digna y un se­guro médico que nos permita vivir con de­coro los años de nuestra vejez.

Quizás continúen los reclamos y nadie nos tome en cuenta, por­que así es nuestro país. Vemos pensiones de lujo para personas que no han hecho ningún aporte a la patria. 

En esos reclamos seguirán apa­reciendo algunos maestros de los nuestros, otros se quedarán en sus hogares, pues les falta ánimo. A otros no les responden las piernas, algunos ni lo nota­rán porque sus memorias empe­zaron a fallar y sólo recuerdan vagamente la tiza y el borrador.

Sólo nos queda la satisfacción del deber cumplido. El cariño y respeto de nuestros estudian­tes. La bendición y la gracia del Creador, y el inmerecido privilegio de llevar el nombre que tuvo aquí en la tierra el divino Rabí de Galilea: MAESTRO.