Por: Isabel Valerio Lora, MSc.             Email:isabelvlora@gmail.com

“Ustedes son riqueza, son esperanza y sueñan…”Papa Francisco

 La adolescencia es una etapa de transición entre la niñez y la adultez con cambios madurativos de orden fisiológico, cognitivo, afectivo y psicosocial, factores que la predisponen al desarrollo de problemáticas de carácter psicopatológico. El 20% de los adolescentes de todo el mundo tiene problemas mentales o de comportamiento (Unicef, 2011).

La dedicación a las tecnologías digitales está transformando el aprendizaje, la socialización y la comunicación entre los jóvenes que pueden acceder a ellas y usarlas, generando nuevas formas de expresión asociadas, que conllevan nuevas dinámicas relacionales

La incorporación de Internet y las nuevas tecnologías  ha provocado un cambio sustancial en la forma de entender el mundo y de relacionarse. Los adolescentes intentan desarrollar mayor autonomía a costa del distanciamiento de sus padres (Laible, 2007).El distanciamiento entre el adolescente y sus padres genera una crisis familiar, que causa gran malestar en todos los miembros, sobre todo en los padres, que se sienten excluidos de la vida de sus retoños.

El uso constante de dispositivos y estar frente a la pantalla causa problemas de  atención y altera el ritmo circadiano, que son las variaciones biológicas que siguen un ciclo diario y que regulan los estados de sueño y vigilia. Sami et al. (2018) señalan que la adicción a Internet presenta un efecto directo sobre las perturbaciones del sueño. Por eso siempre andan con sueῆo durante el día.

Existe evidencia de la relación entre el uso problemático de Internet y la depresión en adolescentes. El su uso patológico puede causar además   problemas de comportamiento, hiperactividad, problemas emocionales, o salud física según El-Asam et al. (2019).

Existe una correlación significativa entre trastorno del juego en Internet y traumas emocionales, ansiedad social o autoestima del adolescente (Kircaburun et al., 2019), quienes buscan lazos online, debido a la intimidad acelerada que promueve este medio.

Según la serie de estudios realizada por Przybylski & Weinstein (2013), la mera presencia de un dispositivo móvil puede interrumpir la conexión entre dos personas, lo que conduce a una reducción de los sentimientos de empatía, confianza y cercanía.

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