Un grito de esperanza

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El Seminario Ponti­ficio Santo Tomás de Aquino conmemoró el 507 aniversario del Sermón de Montesi­nos, pronunciado el tercer domingo de Ad­viento de 1511, con el objeto de mantener viva la conciencia so­bre dichos aconteci­mientos en los semi­naristas y público que asiste a dicha actividad año tras año.

Entre las razones esenciales para conme­morar el “Sermón” se destacan las siguien­tes:

1) El Sermón representa la defensa de la dignidad y los derechos humanos de los nativos en el Conti­nen­te. Con este aconteci­miento se dio inicio a la lucha contra la opresión y desde en­tonces Fray Antón de Monte­sinos es consi­derado el paladín de la lucha en favor de los derechos humanos y la justicia social.

2) Rememorar este Sermón nos coloca de frente ante los nuevos modos de opresión y maltrato vigentes en nuestros días; de modo que nos invita a pensar en cuáles son las escla­vitudes modernas que amenazan la verdadera libertad y democracia en nuestro país, de mo­do que podamos tomar una postura liberadora para nuestro pueblo.

3) Frente a las nue­vas formas de opresión tales como la injusticia, la corrupción, la violencia social e intra familiar, la cultura de la muerte que se ha ido apoderando de tantos conciudadanos, enca­bezada por la promoción del aborto, entre otras, este Sermón nos invita a trabajar por la justicia, la paz, la libertad, la solidaridad y la armonía en nuestra querida Quisqueya.

Partiendo de estas motivaciones, el Ser­món fue recreado por los estudiantes de 1ro. de Filosofía y 1ro. de Teología, así como distintos colaboradores de otros cursos.

El acto inició con un anciano que escu­chaba el poema “Hay un país en el mundo” de Don Pedro Mir, el cual fue interrumpido por un boletín de noticias donde se daba cuenta de los males que afectan la nación, lo cual sobrecogió la conciencia del abuelo, y se preguntaba sobre el fu­turo de las próximas generaciones.

En el desarrollo de la obra teatral titulada: “Un grito de esperanza”, se denunciaron una serie de males y situaciones sociales de pobreza, corrupción, aborto, la opresión a la que se somete a la cla­se trabajadora y la ausencia de la voz pro­fética de un Montesi­nos en nuestro tiempo. La representación tea­tral recodó la conocida canción: “¿En dónde están los profetas?”, la cual llama a la esperanza. En ese sentido, surgen estas cuestionan­tes: ¿Donde está el Montesinos que nos ayudará a liberarnos de las nuevas esclavitudes que afectan a nuestro país y el mundo? ¿Está aquí o tendremos que seguir esperando?

También recordaron los elementos patrios y la necesidad del compromiso de todos en la construcción de una Patria libre de toda opresión, corrupción y todo aquello que des­truye la nación.

La actividad concluyó con esta exhor­tación: “No perdamos el tiempo y construya­mos el pueblo que Dios y nosotros queremos”.

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