Todos habíamos tocado instrumentos de alegría ante la significativa disminución de los casos de Covid-19 que se registraron en los últimos meses. Incluso, algunos pensaron que la pandemia había terminado. Hoy, los nuevos contagiados son un hecho.

Frente a este nuevo escenario, no se puede perder un minuto más. Tenemos que tomar las medidas necesarias para evitar que venga lo peor. Las experiencias vividas durante los últimos años fueron muy dolorosas. Vimos partir a muchos seres queridos a causa de este virus.

Igual que en aquellos días, tenemos que volver a las medidas de higiene, el uso de mascarillas y evitar la aglomeración de personas. Recordemos la sabia sentencia de nuestros abuelos: “El pasmo con tiempo tiene remedio.”

Sabemos que hay un segmento de la población en donde la indisciplina, y el irrespeto a las normas que permiten una convivencia civilizada, se ha hecho un estilo de vida. Para este sector el amor a la vida no existe.

Este nuevo reto que enfrentamos debe llevar al Ministerio de Salud Pública a redoblar los esfuerzos ante la situación actual.

Sugerimos que se amplíe la cantidad de pruebas para detectar a tiempo el virus. Que se continúe con la campaña educativa de prevención, y que se informe con diafanidad cómo van los contagios.

La Sociedad Dominicana de Infectología, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y la Organización Mundial de la Salud (OMS), han hecho las recomendaciones pertinentes para que no volvamos a aquellos días grises donde la humanidad fue sacudida por el temor.

Escuchemos las voces sensatas que nos invitan a tomar las medidas de precaución, y así detener el avance de este mal.

Defender la vida es un acto de amor.

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