El mes de mayo nos trae las flores a la virgen y las madres, dos cosas que caminan juntas, pues no hay un mayor regalo a María y a nuestras madres que un perfumado ramo de flores entregado con amor y como aprecio. Es un regalo por todo lo que la madre de Dios intercede por nosotros, y lo que nuestras madres han hecho en nuestras vidas. María y las madres caminan juntas, ella como madre nuestra y del redentor, y tantas mujeres que han sabido darlo todo por nosotros sus hijos.

María y las madres suspiran por la vida, la Virgen aceptando ser la madre del redentor, da vida a la humanidad trayendo al mundo a ese que sería el restaurador de esa vida dada por el Padre Dios. Al principio de la creación, desvirtuada por el pecado y acarreando la muerte como ruina de la humanidad, y las madres dadoras de vida, mujeres valientes que contra todo han hecho posible la prolongación del mayor deseo de Dios en este mundo, que es el que todos tengamos vida y vida en abundancia, y muchas valientes mujeres lo han hecho posible.

En un mundo donde tal parece que se levanta y se quiere imponer una agenda anti-vida en múltiples vertientes, muchas mujeres dicen no a tales ambiciones. Son promotoras de la vida, trayendo sus hijos al mundo en contra de leyes que le incitan y propician en ciertas condiciones y condicionamientos a darle paso a metodologías abortivas con pretensiones de ayuda a la mujer. Son elementos camuflajeados de toda una ideología contraria a la vida, que día a día  se va abriendo paso entre nosotros, y cuenta con el apoyo político y legal de los gobiernos y estados que hoy pululan en nuestro planeta.

En nuestro país, son muchos los intentos que se han hecho para hacer pasar dicha agenda anti-vida y darle patente legal a través de grupos de mujeres mal llamadas feministas y demás grupos que le apoyan, pero gracias al Señor han encontrado una fuerte resistencia y defensa de la vida a través de agrupaciones sociales y cristiana, entre ella nuestra Iglesia Católica, que sin capa, ni espada, solo con la fuerza del Espíritu de Dios y su fe en él, han impedido que en nuestra sociedad la cultura de la muerte que promueven esas agrupaciones anti-vida, y que se trata de imponer entre nosotros no pasen. La misma población vaya siendo consciente de la escaramuza que se quiere imponer dizque en defensa de la mujer, sobre todo de las futuras madres y dadoras de vidas nuestras.

No nos debemos cerrar los defensores de la vida a dialogar sobre las situaciones límites en momentos de cuidado para la madre y la criatura, pero eso no debe ser el móvil por el cual se abra el camino a la legalización de prácticas abortivas entre nosotros. No se debe hacer de la excepción la regla, que en lenguaje moral sería: no podemos partir de situaciones límites, ya que como señalan grandes moralistas de hoy, las situaciones límites nos llevan a buscar soluciones rápidas y ahí está el peligro, y uno de ellos es la imposición del aborto en estos casos.

La madre tiene derecho, eso lo sabemos, pero el primero es cuidar y proteger a la criatura que lleva en su seno, y las administraciones gubernamentales y los Estados deben ayudar a propiciar este derecho, no a impedirlo y auspiciar medios abortivos que confundan a la mujer de hoy. Ser madre es uno de los dones más maravillosos que Dios ha dado a su criatura la mujer, y a María ser la madre del redentor, tengamos los mismos sentimientos Dios hacia la vida: hagamos que ella se dé en abundancia entre nosotros.  

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