Cada día crece el número de personas con enfermedades mentales que van por nuestras calles mostrando su estado de abandono y soledad. La pandemia del covid-19 ha agravado su condición y son condenados por el estigma social.

Muchos provienen de familias que viven en condiciones de extrema pobreza, situación que los priva de tener las atenciones médicas necesarias para curar o aliviar su enfermedad.

Como ha dicho el Papa Francisco: que se renueve la sensibilidad de la sociedad y de las instituciones hacia las personas con enfermedades mentales para infundir una mayor confianza en medio de nuestros hermanos y hermanas señalados por la fragilidad.

En la actualidad 792 millones de personas en el mundo padecen de enfermedades mentales, representando el 11% de la población mundial, pero es distinta la esperanza y la calidad de vida de estos enfermos que viven en países donde existe una verdadera seguridad social, a la que tenemos en nuestro país y otras naciones del llamado Tercer Mundo. Aquí, la precariedad en que pasan sus días hace más dolorosa su existencia.

Hacemos un llamado al Gobierno, para que a través del Ministerio de Salud Pública se ponga en práctica un programa de atención hacia estos dominicanos y dominicanas que padecen trastornos mentales. Es tiempo de cambiarles esta realidad para que no sigamos presenciando escenas tan inhumanas  y dolorosas de ver a seres humanos abandonados, y haciendo de sus vidas una ruina.

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